miércoles, 3 de febrero de 2010

Al sol en el Club de Yates de Quintero

El sábado teníamos mucho que celebrar: nuestra semana de casados, mi cumpleaños y la rehabilitación amorosa de una amiga. Como sobró algún ron y algún vino, más varios kilos de punta picana de nuestro evento, lo llevamos como aporte a una "parrilla sin fin" que hicimos en Valle Alegre.
Por razones que ya podrán imaginar, al día siguiente, varios personajes de esta historia propusieron almorzar una buena paila marina. No habiendo tenido aventuras culinarias previas en Quintero, hicimos un par de llamados telefónicos y nos recomendaron el Club de Yates de Quintero.
Hacemos nuestra entrada grupal intentando poner buena cara (y siempre sin sacarnos los lentes de sol) y quedamos gratamente sorprendidos. Por fuera la entrada es una simple muralla pintada, y por dentro hay dos comedores: un interior bastante piola, y un exterior simplemente exquisito. Prácticamente dentro del mar, con los juguetes náuticos adornando y el pleno sol amainado por sombrillas. Nos atienden de inmediato de manera muy amable, el mozo participa de los chistes y tallas con picardía. Nos traen la carta, típica de hojas plastificadas, con platos clásicos.
De pronto tuve una imagen digna de película: En una gran mesa redonda, al solcito y frente al mar, estaba sentada con mi marido y mis dos mejores amigas con sus respectivos pololos. Una de ellas se casa en 2 semanas más, y la otra, que ya creíamos un caso perdido por su adicción a las tartaletas, bizochos y pasteles agrios en general, por fin nos trajo un buen cabro. Así las cosas, por un rato imaginé los créditos apareciendo sobre nuestra imagen en algo que podría ser como el capítulo final de Shilean Sex&City o El diario de Bridget Jones III.
I. Appetizers y bebidas
Nos tratan muy bien, traen varios pocillos de pebre fresco y otros de aliolí. Paneras de pancitos redondos que reponen cuando mi marido acaba con todo, para variar. Varios platos de limones trozados, más que suficientes. No sé por qué...pero nadie pidió vino; sólo bebidas. Un néctar incluso algunos...todo en correctas botellas de 355cc, que por motivos desconocidos, se hicieron insuficientes.
II. Entradas
Pedimos unas machas a la parmesana para comenzar. Pese a lo clásico del restaurant, las traen en un muy lindo emplatado y las machas están buenísimas y a muy buen precio (aprendan, Colombina y Jaiba Cordero!). Con harto queso, pero no demasiado.
III. Platos de Fondo
Algunas personas criticaron a los que pedimos Paila Marina por ser demasiado pesado. Bueno, esas personas pidieron claro, algo mucho más light: Pastel de Jaiva.
Para los que leyeron nuestro review de La Gatita...ESTO ERA LO QUE YO QUERÍA COMER ESE DÍA. Esto es lo que yo entiendo por paila marina: un recipiente hondo de greda, con una sopa de pescado y mariscos FRESCOS, en su concha, y no choros de TARRO. Esta Paila tenía machas, choritos, almejas, la mayoría en su concha, y tabién gran cantidad de camarones. Abajo yacía el pescado, que no fui capaz de comer completamente. Hay que decir, que es una paila bien natural, con el sabor propio de los mariscos y muy poco aliño.
El pastel de Jaiva venía tal como me gusta: hirviendo, burbujeando en su fuente de greda. Obviamente, Sebastián no se aguantó y se quemó la lengua. El pastel era bien cremoso, con abundante carne de jaiva desmenuzada pero Sebastián hizo la crítica que sólo él podría hacer: "debería tener más pan". En fin, nosotros opinamos según nuestro paladar, y no me hago responsable del amor por el pan que tiene mi señor esposo.
IV.Postres
Los postres en general también eran los clásicos, y los que realmente habían diferían un poco de lo señalado en la carta, pero como acá parece que en verdad entienden lo que es atención al cliente, a nuestros amigos complicados prácticamente les hicieron un postre a su medida, por el mismo precio. Nosotros pedimos celestinos y wow, nos traen los panqueques y el helado en un emplatado muy, pero muy bonito, con salsa de berries incluída y muy abundante. A prueba de golosos.
Lo bueno: La atención; simpatía, rapidez y eficiencia. El lugar, realmente agradable. Los platos abundantes y bien presentados. Todo rico y sin pretensiones. Precios más que razonables.
Lo malo: Una de las mesas de afuera no tiene sombrilla!!
Calificación: hay que puro volvers!!!!
Club de Yates de Quintero
Avenida 21 de Mayo, 1215, Quintero
Cuenta: $58.000 (Para 6 personas!)