jueves, 6 de mayo de 2010

Ebano: Trabajar en Valparaíso, II Parte

Para los seguidores de este blog, ya habíamos comentado con anterioridad acerca de la dificultad de encontrar un lugar B,B&B para la colación dentro de la extenuante jornada de trabajo en nuestro querido puerto. Así nos pasamos pululando por diferentes lugares: Wallstreet, donde se come aceptablemente con un servicio muy rápido. Aquisí, con un novedoso sistema de autoservicio, que permite elegir entre variedad de platos (y abultar la cuenta al verte tentado), Vitamin Service, donde generalmente la comida es muy buena, tradicional, pero el servicio es un poco lenteja (para cuando uno tiene 1 hr para almorzar). Puerto Sushi, caro y no muy bueno; mucho mejor el Kuukai de Plaza Victoria, el cual sin embargo hay días que tiene unas sopas "demasiado" novedosas para nuestro paladar o creaciones con cochayuyo que en lo personal, no me gustan. Sebastián chista que sí le gustan. Bueno, empate. Y el Mora, donde se come rico, pero cuya frugalidad obliga por ejemplo, a mi señor esposo a recurrir a un cerro de sopaipillas callejeras a las 16.hrs para salvar el regreso del hambre. Lo cual obviamente, no es conveniente.
Por culpa de un libro que se llama Padre Rico, Padre Pobre, y las aplicación irrestricta de las recomendaciones de éste en mi oficina, decidí unirme al grupo de cesantes de Chile (Cesante pero digna!), además, el sueldo de Sebastián sirve para manterme a mí y varias familias más (...en Uganda, según he leído). Así las cosas, mi último día de trabajo era el 5 de mayo, día que acordé juntarme a almorzar con un amigo Ingeniero Comercial, a fin de hablar de eventuales negocios futuros, atendido que ahora tendré tiempo para imaginar diversas formas de sobrevivencia.
Me indica que nos juntemos en Blanco con Melgarejo a las 13.10. Debo decir que nací en Valparaíso, pero aun no me aprendo sus calles (mejor me hubiese dicho : cerca del Irlandés, o al lado de la Ex Raya...etc.), así que llegué con algo de atraso. Me dice entonces mi partner, que almorcemos en una "picada" que conoce, justo en esa esquina.
Y una vez más el Sr. Murphy se hace presente en mi vida, cuando después de trabajar un año en Valparaíso sin saber donde almorzar, encuentro este lugar preciso el último día...
Entramos a un local más bien pequeño llamado "Ébano". Yo estaba muy suspicaz, pues en sus afueras tenía una pizarra anunciando el menú con tiza de colores. Menú que parecía muy moderno y a un precio muy módico. La infraestructura es una mezcla extraña de estilos, hay un bar muy bonito de madera, donde está la caja, lo demás es mobiliario típico de restaurant de colaciones. Como es pequeño, atienden sólo 2 personas. Viene Peregrin Tuk. Deja una canasta con dos panes estilo rosita pequeños, y una salsa de mayonesa, ajo y cilantro ñam! exquisita. Luego, nos traen a cada uno un vaso largo de jugo de manzana recién hecho. El mío aún trae trocitos de manzana y espuma. Helado. Muy dulce. Buenísimo. De entrada, hay que elegir entre crema de choclo o tortilla de zanahoria. Ambos optamos por la primera. Minutos después llega nuestra sopa en unos recipientes muy graciosos. Son Gigantes, hondos, como un casco, dificultan un poco el comer, pero está bien: son divertidos. La sopa, rica, como cualquier crema de choclo. El verdadero impacto viene por el plato de fondo. Había que elegir entre Pollo a la naranja con verduras cramelizadas o Carne estofada con papas salteadas al romero. Se demoran un tanto, pero no demasiado, y nos traen la comida en un buen emplatado, colorido y adornado con merkén. Mi plato, veduras caramelizadas con un tuto de pollo, estaba buenísimo. Quiero hacer hincapié en que estas verduras caramelizadas estaban realmente buenas, porque estaban en su punto justo, las berenjenas sobre todo estaban realmente sabrosas. Mi partner comenta que la comida está buena, pero a fin de pavonearse, dice que "ha tenido mejores días"....Finalmente traen postre: en un pequeño vaso de vidrio, flan de sémola con leche, que estaba rico, salvo por la gota de salsa de berries que le echaron encima y que estaba demasiado ácida.
Pero la mejor parte lejos fue, cuando retiraron los platos, fuimos a pagar a la caja, y el total para 2 personas era $4600. Por una comida rica, saludable, bien servida y que no me obligó a recurrir a tentempiés hasta la hora de once. Increíble.
Restaurant Ébano
Blanco con Melgarejo
Cuenta: $4.600
Calificación: Volveré obviamente