Desde que comenzamos a pololear, o más bien, siendo sincera, desde que logré engatusar a Sebastián, hace 2 años, hemos ido a comer a los más diversos lugares. Recuerden que cuando nos conocimos, éramos pobres como ratas, pero sibaritas ante todo.
No obstante esta diversidad, hemos notado que cada restaurant, tiene un estilo, una idea por parte de su dueño, que intenta realizar con cariño, aunque dicha idea nos parezca como el reverendo niño.
La excepción a esta teoría ha sido Jaiba Cordero.
Después de la dificultad propia de estacionarse en el cerro parado, buscamos un lugar romático para conversar y picar algo rico. Caminamos al Urriola y con pavor captamos que una persona totalmente fuera de sus cabales celebraba su cumpleaños en dicho lugar...al ritmo de Sandy Papo. Huímos cerro arriba y pensamos:
Vinilo...no, ya hemos probado toda la carta.
Samsara..no, muy caro (acto fallido, nos habría salido al final más barato y MIL veces mejor)
Entonces pensamos que siempre habíamos estado intrigados por Jaiba y Cordero y emprendimos el camino hacia la perdición.
Entramos a un lugar típico del cerro Alegre, casa antigua refaccionada con vigas a la vista, dos ambientes, colorido, algo de artesanía, iluminación entretenida. Nos sentamos en una mesa en el ambiente más "artesa". Magnífico: Música en vivo a cargo de un fantástico trío que tocaba bossa nova y boleros. Hasta ese momento estábamos felices. Después de 10min aparece el mesero, de negro y muy educado, quien nos entrega "la carta"(= hojas impresas, de impresora, en papel rojo granate, en consecuencia parecían cancionero de iglesia con el uso).
I. Entradas y bebidas
Debimos sospechar cuando, pese a los precios, nos traen pan batido cortado transversalmente, igual que en mi casa, con pintas de aceite pepita de uva, y una salsa de yogurt con ciboulette sin brillo alguno. Sebastián obviamente se lo come todo, yo considero que no vale la pena. Después de otros 15 minutos aparece el mesero a tomarnos la orden. Como estábamos indecisos el mesero nos recuerda que además, existe el menú de invierno y nos ofrece machas a la parmesana. Pensando (erradamente) que el menú de invierno consistía en una especie de promoción, pedimos las machas. Después de 35 minutos nos llegan con un plato con 12 machas gratinadas, medio quemadas, de las cuales se podía observar sólo la concha y abundante queso (tieso) encima. Como no pódíamos hacer el típico ejercicio de llevarnos las machitas a la boca y succionarlas, debimos despegarlas con el tenedor. A Sebastián se le quebraron un par de conchas y yo...descubrí con horror que las machas eran en realidad MEDIA LENGUA de macha. O sea, como un tercio de macha, un triangulito rosado, bajo ese montón de queso tieso y quemado. No mal, sino pésimo. Para acompañar estas machas pedimos media botella de Carmenere Doña Dominga, que nos pareció un poco ácido.
II. Platos de Fondo
Como el lugarcito se llama Jaiba Cordero, yo pedí un Crepe de Jaiba y Sebastián pidió un Cordero Dijon. El mesero señala a Sebastián que el chef sugiere que su cordero sea acompañado de papas al romero. Como mi novio es fácil, acepta.
Después de casi 50 minutos, llegaron nuestros platos. Mi crepe era bastante grande, lleno de carne desmenuzada de jaiba con pimentón y otros aderezos, sin embargo, curiosamente carecía de sabor alguno. Y el problema no era yo, puesto que me he mantenido estoica frente a las gripes porcina, aviar y otras. El cordero de Sebastián eran tres trocitos de carne, que no obstante estaban muy ricos, sabrosos en verdad, con salsa de mostaza, y hacían un excelente juego con las papas al romero. Papas al romero = papas con romero en un platillo de greda. Sebastián estaba feliz hasta que le pregunté, si habría pedido ese plato de haber estado marcado a los $9.000 que finalmente costaba.
III. Postres
Como no queríamos volver a casa a las 4am, no pedimos postre. Y gracias a Dios que nos iluminamos, sino aún estaríamos pagando la cuenta.
Yo ya estaba con el ojo como Scratt de la Era del Hielo con toda esta experiencia, cuando decidimos pedir la cuenta. Ciertamente habríamos comido perfectamente en Samsara o en Pasta e Vino. Pero eso no era lo peor: hago notar a Sebastián que hay un error, que vaya a reclamar, porque nos cobraron 7 lucas de más. Con total cara de Póker, la cajera le dice que esas 7 lucas corresponden a las machas a la parmesana (o más bien, el cuarto de lengua de macha quemada con queso Líder). Bueno, ese era el menú de invierno. No sé si yo vivo fuera de la realidad o qué, pero en el mundo de Pía un Menú contiene entrada, plato de fondo y postre. Sebastián vio que se me empezaron a poner los ojos rojos como HULK y para evitar cualquier crimen, delito o falta, me tomó suavemente del brazo y me indicó la salida.
Por favor, si van a cobrar los precios de los demás, entonces cocinen y presten un servicio como los demás, no se cuelguen de la fama ajena y bien ganada.
Lo bueno: La música en vivo, excelente. El lugar muy bonito
Lo malo: la comida, el servicio, los precios; en general, la sensación de que te han metido una mula completa.
Restaurant JAIBA Y CORDERO
Almirante Montt 328
Cerro Alegre, Valparaíso.
Cuenta: $29.000
Calificación: Jamás volveremos.