miércoles, 24 de junio de 2009

JAIBA Y CORDERO, un impostor en el cerro.

Desde que comenzamos a pololear, o más bien, siendo sincera, desde que logré engatusar a Sebastián, hace 2 años, hemos ido a comer a los más diversos lugares. Recuerden que cuando nos conocimos, éramos pobres como ratas, pero sibaritas ante todo.
No obstante esta diversidad, hemos notado que cada restaurant, tiene un estilo, una idea por parte de su dueño, que intenta realizar con cariño, aunque dicha idea nos parezca como el reverendo niño.
La excepción a esta teoría ha sido Jaiba Cordero.
Después de la dificultad propia de estacionarse en el cerro parado, buscamos un lugar romático para conversar y picar algo rico. Caminamos al Urriola y con pavor captamos que una persona totalmente fuera de sus cabales celebraba su cumpleaños en dicho lugar...al ritmo de Sandy Papo. Huímos cerro arriba y pensamos:
Vinilo...no, ya hemos probado toda la carta.
Samsara..no, muy caro (acto fallido, nos habría salido al final más barato y MIL veces mejor)
Entonces pensamos que siempre habíamos estado intrigados por Jaiba y Cordero y emprendimos el camino hacia la perdición.
Entramos a un lugar típico del cerro Alegre, casa antigua refaccionada con vigas a la vista, dos ambientes, colorido, algo de artesanía, iluminación entretenida. Nos sentamos en una mesa en el ambiente más "artesa". Magnífico: Música en vivo a cargo de un fantástico trío que tocaba bossa nova y boleros. Hasta ese momento estábamos felices. Después de 10min aparece el mesero, de negro y muy educado, quien nos entrega "la carta"(= hojas impresas, de impresora, en papel rojo granate, en consecuencia parecían cancionero de iglesia con el uso).
I. Entradas y bebidas
Debimos sospechar cuando, pese a los precios, nos traen pan batido cortado transversalmente, igual que en mi casa, con pintas de aceite pepita de uva, y una salsa de yogurt con ciboulette sin brillo alguno. Sebastián obviamente se lo come todo, yo considero que no vale la pena. Después de otros 15 minutos aparece el mesero a tomarnos la orden. Como estábamos indecisos el mesero nos recuerda que además, existe el menú de invierno y nos ofrece machas a la parmesana. Pensando (erradamente) que el menú de invierno consistía en una especie de promoción, pedimos las machas. Después de 35 minutos nos llegan con un plato con 12 machas gratinadas, medio quemadas, de las cuales se podía observar sólo la concha y abundante queso (tieso) encima. Como no pódíamos hacer el típico ejercicio de llevarnos las machitas a la boca y succionarlas, debimos despegarlas con el tenedor. A Sebastián se le quebraron un par de conchas y yo...descubrí con horror que las machas eran en realidad MEDIA LENGUA de macha. O sea, como un tercio de macha, un triangulito rosado, bajo ese montón de queso tieso y quemado. No mal, sino pésimo. Para acompañar estas machas pedimos media botella de Carmenere Doña Dominga, que nos pareció un poco ácido.
II. Platos de Fondo
Como el lugarcito se llama Jaiba Cordero, yo pedí un Crepe de Jaiba y Sebastián pidió un Cordero Dijon. El mesero señala a Sebastián que el chef sugiere que su cordero sea acompañado de papas al romero. Como mi novio es fácil, acepta.
Después de casi 50 minutos, llegaron nuestros platos. Mi crepe era bastante grande, lleno de carne desmenuzada de jaiba con pimentón y otros aderezos, sin embargo, curiosamente carecía de sabor alguno. Y el problema no era yo, puesto que me he mantenido estoica frente a las gripes porcina, aviar y otras. El cordero de Sebastián eran tres trocitos de carne, que no obstante estaban muy ricos, sabrosos en verdad, con salsa de mostaza, y hacían un excelente juego con las papas al romero. Papas al romero = papas con romero en un platillo de greda. Sebastián estaba feliz hasta que le pregunté, si habría pedido ese plato de haber estado marcado a los $9.000 que finalmente costaba.
III. Postres
Como no queríamos volver a casa a las 4am, no pedimos postre. Y gracias a Dios que nos iluminamos, sino aún estaríamos pagando la cuenta.
Yo ya estaba con el ojo como Scratt de la Era del Hielo con toda esta experiencia, cuando decidimos pedir la cuenta. Ciertamente habríamos comido perfectamente en Samsara o en Pasta e Vino. Pero eso no era lo peor: hago notar a Sebastián que hay un error, que vaya a reclamar, porque nos cobraron 7 lucas de más. Con total cara de Póker, la cajera le dice que esas 7 lucas corresponden a las machas a la parmesana (o más bien, el cuarto de lengua de macha quemada con queso Líder). Bueno, ese era el menú de invierno. No sé si yo vivo fuera de la realidad o qué, pero en el mundo de Pía un Menú contiene entrada, plato de fondo y postre. Sebastián vio que se me empezaron a poner los ojos rojos como HULK y para evitar cualquier crimen, delito o falta, me tomó suavemente del brazo y me indicó la salida.
Por favor, si van a cobrar los precios de los demás, entonces cocinen y presten un servicio como los demás, no se cuelguen de la fama ajena y bien ganada.
Lo bueno: La música en vivo, excelente. El lugar muy bonito
Lo malo: la comida, el servicio, los precios; en general, la sensación de que te han metido una mula completa.
Restaurant JAIBA Y CORDERO
Almirante Montt 328
Cerro Alegre, Valparaíso.
Cuenta: $29.000
Calificación: Jamás volveremos.

lunes, 15 de junio de 2009

RUCCULA, la venganza de Los Tenedoristas

Pasaron así, varias semanas de dieta blanda para los tenedoristas después de la jaiba envenenada que literalmente "nos sonó". No sólo arruinó nuestra calidad de vida, que por momentos nos llevó a dudar si teníamos plumas de tanto comer pollo, sino que arruinó nuestra vida social. Pues entenderán, a qué diantre puede uno asistir a un evento social o carrete, si no se puede tomar ni comer. O sea, mejor quedarse en casa jugando Monopoly, que fue lo que en definitiva, hicimos.
En este contexto decidimos la semana pasada, un día que hizo un frío paralizante, vengarnos del maldito vibrión cenando en RUCCULA.
Ruccula ya se ve lindo y top por fuera. Lo cierto es que es aún más lindo y top por dentro. Como estábamos semicongelados, nos sentamos en una mesa prácticamente encima de la chimenea, lo cual fue un acierto. Se acerca Pablo, el mesero, se presenta y nos hace entrega de la Carta, que parece una agenda Rhein Color.
I. Appetizers y bebidas
Como no todo es perfecto, nos sirven unas latas a la mesa. Eso contrastó con la delicada servida de agua con limón en las copas de vino, desde un jarro. Buen detalle. Para picar, traen mantequilla cortada como queso rallado y pancitos calientes.
II. Entradas
Para que la venganza fuera real, pedimos con total cara de póker Selección de Ceviches (si mi doctor supiera, me habría hecho una tortura china, lo sé). El ceviche consistía en tacitas de masa sablee que contenían tres tipos de ceviche: reineta, salmón y camarón sobre un plato pintado con aji de color en aceite de oliva. Sobre el ceviche, mas o menos: el de salmón era desabrido, el de reineta un poco mejor, pero demasiado ácido, y el de camarón estaba MUY rico. 1 de 3 nos pareció poco. Pasemos mejor al siguiente plato.
II. Platos de fondo
Aunque todo sonaba tentador, Sebastián optó lógicamente por lo más chancho: Filete de Res. Esto era un medallón de filete relleno con prosciutto y queso camembert, sellado en licor de amaretto, todo acompañado con puré de ciboullete. Lo traen en un gran plato cuadrado, y en verdad, el filete se ve brillante y sobre él lo adornan unas hojas de rúcula. Previamente nos preguntaros a qué punto queríamos la carne y bravo, la carne estaba riquísima, Sebastián la pidió 3/4 y así efectivamente la trajeron, una delicia. El puré estaba pegado a la carne por un costado y aunque era sencillo, estaba muy aromático. Muy bien. Yo pedí Lomo Fundido. Siempre suelo pedir pastas, pero créanme, después de 2 semanas comiendo fideos con pollo, uno ya no quiere más pastas!. Este plato era un medallón de lomo con lonjas de queso de cabra gratinado al orégano, unas rodajas de berenjenas asadas y algo simple, pero exquisito: crema pastelera de choclo, la cual estaba contenida por una delgada lonja de zapallito italiano y con unas ciboullete puestas como bandera. Todo esto, sobre pintas de salsa de berries que al hacer contacto con la carne daban un sabor increíble. No dejamos ni una ciboullete cortada en el plato. Nada. Excelente.
III. Postres
Ciertamente, ya habíamos comido demasiado; los platos son suficientemente abundantes. Pensamos entonces en pedir un postre para los dos. La carta de postre parecida a la de todos lados, finalmente hicimos lo que siempre sugiero: pedir el postre más raro, el "de la casa". Pedimos entonces Fusión. Si ud. está a dieta o tiene algo de aquellos que las abuelitas llaman "calor al estómago", ABSTÉNGASE de probar este postre, que consiste en una gran tulipa de galleta de caramelo que contiene láminas de plátano (la carta dice doradas en mantequilla, pero no las vimos muy doradas, aunque sí tibias y suaves) dátiles en trozos y helado de coco. Como de George de la Selva. Francamente no creo que este postre pueda comérselo una persona sola. Ni aún Sebastián. O bueno, quizás sí, pero no creo que sea saludable, es maravilloso con todas sus letras, pero es grande y muy cálido. Al día siguiente no pude tomar desayuno.
Finalmente, con la cuenta, nos llevan una encuesta para llenar, y nos piden algunos datos. Preocupados los cabros por el CRM.
Lo bueno: El lugar, precioso, la chimenea, la atención, los platos ricos y grandes, la música medio noventera, wena.
Lo malo: Hay que afinar los ceviches, están lejos de aquellas deliciosidades peruanas que hemos probado. Muy ácidos y parece que el pescado estuviera super-lavado al punto de no tener sabor a mar!.
Restaurant RUCCULA
Av. Borgoño 15280
Reñaca, Viña del Mar
Cuenta: $28.000
Calificación: Nos gustó mucho.

miércoles, 3 de junio de 2009

LA CANASTA, de pic nic en Maitencillo

El viernes 22 de mayo llegamos a MAitencillo exhaustos, después de ser premiados con un día de trabajo que medio Chile convirió en sandwish, y tras haber sorteado una neblina nocturna digna de la dimensión desconocida. Sólo imaginen el panorama fantasmal de neblina total pasando por Ventanas...en fin.
EL sábado, que nos tocó el primer real día de invierno de este año, pero rico, en cabaña familiar frente al mar. Decidimos invitar a mis papás a LA CANASTA, que fue el único restaurant recomendado, y partimos casi a las 16 hrs, pensando que tal vez nos quedaríamos afuera.
Llegamos a un local que parece como la casa de un hobbit....o de varios hobbits. Una gran puerta de madera, un salón con la cocina parcialmente a la vista, y un sendero de conchitas conducía a otro salón similar. Nos quedamos en una mesa del camino de conchitas, porque estaba al lado de la chimenea y porque había luz natural. La mesa era de madera con tronquitos cortados de manera transversal, muy original. Llega Félix a atendernos, tan joven como los demás meseros y nos entrega una carta simple, de pocos platos que sonaban muy bien.
I. Appetizers y Bebidas:
Dos coca colas y 2 Kunstman Torobayo, servidas en botella corriente. Para picar, mantequilla y una suerte de pebre un poco más elegante y pancitos calientes que, como era de esperar, debieron repetir para mi querido novio ponzoñoso.
Pedimos como entrada un carpaccio de salmón, el cual consistía en un plato de lomitos de salmón bastante grandes y gruesos, carnuditos como diría mi papá, con alcaparras y queso parmesano. Duraron menos que un pan en la mano de Sebastián, y el plato completamente vacío fue retirado.
II. Platos de fondo:
Maquiavélicamente planeé todo de tal manera que pidiéramos toda la carta de pescados. Sabía que mi papá pediría lo más caro (Albacora a la Vizcaína) , mi mamá lo más conocido (COngrio Oldarressa)y Sebastián lo que sonara más grasoso o pesado (Salmón con salsa Roquefort), así que por descarte tuve que pedir Corvina en reducción de Naranja.
En primer lugar, hago presente que los trozos de pescado de cada plato eran muy grandes. Supuestamente debe pedirse a parte el acompañamiento, pero en verdad, hay que ser muy chanchito para además pedir acompañamiento. La Albacora de mi papá tenía su fuerte en la salsa, blanquecina y lechosa, abundante en colitas de camarones, quedó fascinado. Sebastián como era de esperar pidió un plato que sólo pude probar un bocado para poder seguir comiendo el mío. Un sabor fuerte y salado, en un plato muy colorido, que también a él lo dejó feliz, pero que yo francamente no habría podido comer. Mi Corvina cocida al punto justo, era un trozo grueso que descansaba en un colchón de zanahoria picada cocida y agridulce, cubierta por unas capas como tempurizadas, crujiente. Pero el plato que realmente les pegó una patada a todos fue el congrio de mi mamá. Se deshacía en la boca dejando el leve sabor del cebollín y otros aliños varios...es-pec-ta-cu-lar.
III. Postres:
Félix nos recitó de memoria la carta de postres. Mis papás pidieron Mousse de castañas, Sebastián Tiramisú (para variar) y yo me arriesgué como en Pepito Tv pidiendo "el postre del día" que´se llamaba Delicia de Cuz Cuz . El Mousse de castañas suena mejor de lo que era, porque realmente, tenía muy poco sabor a castañas, pese a tener otros chiches varios. El Tiramisú de Sebastián era ideal para mí, porque tenía una base delgada (que es la parte que a mí no me gusta), seguro que él en cambio quedó con hambre. Y Mi delicia de Cuz Cuz era totalmente maravillosa: un armado de cuz cuz con caramelo, canela y frutos secos dulce hasta el infinito.
IV. Otros:
La infraestructura de maderas y troncos es hermosa, parece un bosque de cuento.
Lo Bueno: La comida es abundante y los platos delicados, el lugar es acogedor y muy lindo.
Lo Malo: Tal vez la cocina no arriesga mucho, intenta atraverse, pero de todas maneras los sabores son bastante conservadores. Ricos, por cierto, pero en el limbo entre la cocina tradicional y la contemporánea, sin decidirse.
Restaurant La Canasta
Av. del Mar 592
Maitencillo.
Cuenta: $47.000
Calificación: Volveré por ese Congrio, lo juro por Madonna.