martes, 8 de diciembre de 2009

LA CUISINE, Paris en 6 Norte.

No es que nos aburriéramos de escribir. Mucho menos que nos aburriéramos de comer (primero morir!). Tampoco es que seamos los nuevos cesantes de Chile y ya no podamos darnos uno que otrolujo culinario. Sucede, simplemente, que nos emancipamos. Sé que perderemos algunos lectores -los más conservadores- que ya no podrán seguir leyéndonos porque estamos excomulgados al vivir en concubinato, pero los recuperaremos en enero, cuando regularicemos esta vergonzosa situación de hecho.
Qué tiene que ver nuestro semi estatus civil con el abandono temporal de este sitio?...simplemente que ahora después de la pega hay que ir al super, ordenar, ir a buscar o dejar la ropa al lavado, cocinar (obvio), ver The Big Bang Theory ... y dormir.
Pero ya más adentrados en la curva de la experiencia, hemos comenzado a tener tiempo para comer y reseñar para nuestros amigos!
Armar una casa es complicado, por no decir cuantioso. Para 2 personas medio pitis, intentar ver los subtítulos en una tv de 14 pulgadas es un verdadero reto. Por eso, el sábado decidimos comprar un lcd, bien grande, a lo narco. Pero olvidamos que también había que comprar una serie de elementos para colgar la leserita, y conseguir al "instalador". Finalizada la verdadera odisea, siendo las 23 hrs, con habre y sin ganas de cocinar, decidimos ir a conocer LA CUISINE.
Ubicado en 6 Norte, La Cuisine es un pequeñísimo restaurant que intenta superar su enanismo con lindas mesas en el exterior, cubiertas por un toldo. Lamentablemente, el clima de nuestra ciudad no acompaña tal idea, pero con una suerte nunca antes vista, encontramos desocupada justo UNA de las 6 mesas. Justo para dos. Nos atienden de manera muy grata, nos sentamos casi pegados, eso sí, a la mesa del lado, lo cual nos permitió oler y ver con detalle sus platos (ja!). El lugar tiene un estilo muy acogedor, como si fuera el comedor de una casa, pero con toques justos de elegancia: una Gerbera roja en cada mesa, una bonita alcuza de aceto balsámico y aceite de oliva de calidad, muchos muebles y adornos antiguos.
Nos traen la carta, y nos dan como opción el "Menú del Chef". Siempre vamos por la recomendación del chef.
1. Appetizers y Bebidas
Traen pan de cebolla, tibio, muy rico, cuadritos de mantequilla y una salsa de cilantro exquisita, cuyo extremo picor hizo que prácticamente me tomara toda la Coca Cola de 237cc que me pusieron (creerán que uno no se da cuenta?). Sebastián pide una cerveza artesanal de Viña, muy buena, con mucho cuerpo y un toque dulce.
2. Entradas
La entrada consistía en una Gualcamole ensalad y una Sopa de Cebolla a la francesa. Hay que decir que el emplatado de la ensalada es top: un plato rectangular, en que se presenta un molde de guacamole acompañado de escarola picada bajo 2 ciboullettes. Gran presentación, pero francamente, el guacamole no estaba muy sabroso, le faltaba algo de sal, y bueno, la ensalada de escarola era sólo eso. Plato prescindible. La sopa en cambio, servida en vasija de greda, estaba espectacular: un color caramelo, toques dulces, toques ácidos, toques salados, textura cremosa sin ser pesada. Uf!.
3. Platos de Fondo:
Sebasián pide Vesubio Veronique, un pescado acompañado de una bola de trozos de papa cocida (muy bien, original) en reducción de vino, trozos de uva, albahaca y champiñones. Un sutil sabor agridulce delicioso, que casi no alcancé a ver, porque mi novio se lo tragó mientras exclamaba "qué rico!" y yo hacía como que no lo oía, para ahorrarme la plancha.
Yo pido pollo parmegiano con gnoquis. Dudé un rato porque pensé que me podrían traer un plato seco, pero no: a lo ejos veo una lasagna con gnoquis nadando en su salsa, pero en verdad era un pollo en su punto con un lado crujiente, bañado en salsa blanca, de queso, tomates y toques de un suerte de reducción de albahaca, acompañado con Gnoquis.
4. Postres:
Cuando ya nos habíamos enterado de toda la vida de la pareja del lado, que pidió un lomo a la pimienta con salsa de Oporto que dejó a Sebastián con tortícolis, pedimos el postre. En lo personal no me gustan los panqueques y la elección era entre celestino, crep susset y copa Cuissine. Pedimos la Copa Cuissine, pero era sólo una copa con tres bolitas pequeñas de helado de vainilla con un poco de jarabe de frambuesa. Mulein, como diría la juventud de hoy.
Otros: La música muy agradable, desde bossanova al gran y único Frank.
Lo Bueno: El Lugar muy acogedor, el servicio rápido, la presentación de las comidas buenísima, los sabores bien logrados.
Lo Malo: Lo malo es hacer lo que hicimos nosotros: pedir el menú del Chef, porque en La Cuissine, los precios son bastante razonables, pero el Menú del Chef trae un par de cosas totalmente prescindibles, como la ensalada y el postre. Habría salido igual del rico y mucho más barato pedir la sopa de cebolla y un buen plato de fondo.
La Cuisine
Calle 6 Norte entre 2 y 3 Poniente, Viña del Mar.
Cuenta: $27.000
Caificación: Volveremos, sin duda, pero no al Menu del Chef.

jueves, 30 de julio de 2009

LA GATITA VS. DON CHICHO, cuestión de marketing

29 de Junio, uno de esos milagrosos días feriados en que uno agradece profundamente a la Iglesia Católica por sus influencias. Amaneció un soleado día rebosante de santiaguinos repletando los diversos restaurants de la costa. Para colonizar un poco, con Sebastián invitamos a mis papás a almorzar unos buenos mariscos. A varias curvas se veía un tumulto de gente como en las afueras de la "Tía rica", esperando mesa en "La Gatita". Obviamente nos estacionamos por ahí y visitamos cualquier otro restaurant. El elegido (al azar) fue Don Chicho.
29 de Julio, uno de esos días de &%! en que se sale de la pega a las 22 pm. Llamo a Sebastián y le explico que he estado todo el día pensando en un curanto, y que si nos deslomamos trabajando, que al menos valga la pena: vamos a comer mariscos!!. Mi idea era volver donde Don Chicho, pero Sebastián me insisite que aprovechando que es un martes a las 23 hrs, conozcamos la famosa Gatita sin tener que esperar mesa. No soy fácil, pero acepto.
En un hecho nunca antes visto en Tenedor en Mano, los tenedoristas efectuarán un FOOD DEADH MATCH a continuación:
I. Bebidas y Apetizers:
Don Chicho: Nos hacen pasar como si fuéramos la delegación de Arabia Saudita; el garzón, Edgardo, extremadamente atento. Esta lleno a medias, y detrás de nuestra mesa hay un grupo de gringos, a los cuales atiende un garzón que se esfuerza exitosamente en su inglés y en entenderles las tallas fomes propias del americanguey. Nos sentamos con vista al mar y pedimos Coca cola y Sebastián como siempre, su Kunstman Torobayo. La mesa puesta impecable, luego una cesta de pan como recien horneado, mantequilla, limones en cortes poligonales y un pebre muy fresco (lo cual siempre se agradece, suelen parecer cuchareados).
La Gatita: Entramos y PLOP!!. Estaba lleno. Corremos hacia una mesita desocupada y me siento en la silla con desesperación, como jugando a las sillitas musicales. Aún estaba calentito el asiento y la mesa con migas. Comenzamos a leer la carta, que es una típica carta de plástico, que en su interior contiene el menú fotocopiado. Tras unos 10 min. llegan a atendernos. No hay Coca cola normal. Los perdono y pido un Néctar. Sebastián una Stella Artois. Traen una cesta de pan calentito y dos cuadros de mantequilla. Limones en mitades. Toda la ambientación es de picada.
II. Entradas:
Don Chicho: Veníamos recién saliendo de la horrible y traumática experiencia de las machas a la parmesana del Jaiba Cordero (insisto: nosotros no lo quemamos!!! pero no descartamos que los clientes descontentos hicieran pirokinesis), así que intentamos vengar el paladar con éstas. No nos equivocamos: 12 machitas ENTERAS (aprendan mierda!), adobadas suevemente, sin demasiado queso, ni demasiada crema, en el punto justo y muy jugosas. Sospeché de la intervención de Ricotta para lograr un efecto así, pero no lo confirmo. Ex-qui-si-to y a MITAD del precio de las del J&C.
La Gatita: Me moría por unos ostiones a la parmesana, pero como soy una geisha macabea y al Seba no le gustan mucho, cedí ante su mirada de porcino degollado y pedimos machas. 12 machitas, enteras (insólito que después de lo de Jaiba cordero, haya que mencionar algo que debería ser de perogrullo!), cubiertas de queso. Aquí es el punto que siempre discrepamos con mi eventual futuro cónyuge: él las encontró buenas. Yo preferí mil veces las de Don Chicho. O comemos machas a la parmesana o comemos parmesano (queso rallado) con machas. Pero en fin, debo dejar su opinión consignada.
III. Platos de Fondo
Don Chicho: Todo sonaba rico, pero finalmente Sebastián pidió Congrio María Antonieta y yo Congrio Emeterio. Nada que se llame Emeterio puede ser malo (sus empanadas son las mejores, qué Deliciosas, por favor!). Yo supe desde el primer momento que Sebastián pedidía eso, porque era lo único que sonaba pesado: Un gran trozo de Congrio con una salsa de Camarones, champiñones y jaiba desmenuzada, con el toque justo de vino blanco y aromatizado con cilantro. Y sumadas unas papas fritas. Sebastián casi murió de felicidad y no dejó ni un adorno en el plato. Mi plato era delicioso: EL congrio estaba bajo una abundante salsa blanquecina, con esa mezcla de quesos y crema que hace que los ingredientes formen un todo junto con machas, locos y camarones. Toque de cognac para agudizar los sabores. Maravilloso.
La Gatita: Sebastián pide el plato más caro que encontró: Congrio con camarones, el cual consistía justamente en eso: un congrio abierto, en mantequilla, bajo una capa de abundantes camarones. Correcto, pero nada especial, señaló expresamente. Como yo invitaba, pedí el plato más barato, y lo más parecido a mi antojo de curanto: Paila Marina. Veo que la traen, tras casi 12 horas de esperarla, humeante...pero no consiste sino en una sopa de pescado con gran cantidad de camarones (incluso dejé), gran cantidad de choros de tarro, UNA almeja y DOS machas. Del sabor: correcto, pero nada especial. Como si hubiera estado todo congelado o en tarro.
IV. Postres:
No pedimos postres, en ambas ocasiones no había espacio estomacal para postre. Bueno, seguramente Sebastián tenía espacio, pero no lo manifestó.
V. Otros:
En DOn Chicho apareció una Tuna a cantar. Me encantan las tunas, Sebastián las detesta. En La Gatita había un cantor de picada con su guitarra y escasísima voz tocando boleros.
Lo Bueno: En ambos lugares los platos son abundantes y los precios excelentes.
Lo Malo: En La Gatita la comida es correcta, pero a los platos les falta amor, parecen hechos para EL Platón, sin gustos especiales, como industrial. En todo caso, nos han dicho que La Gatita se debe juzgar por su plato "La Gatita". Pero bueno, no fue lo que pedimos nosotros ni mis papás en otra ocasión que tampoco se deleitaron precisamente. DOn CHicho me sorprendió muy gratamente, quizás lo único malo es que los platos se enfrían muy rápido, siempre he creído que hay que usar platos de greda en los mariscos, sino tienden a enfriarse.
Don Chicho y La Gatita, Av. Borgoño a la altura del 20.000, Concón
Calificación: Don Chicho: Ya hemos vuelto jeje :P
La Gatita: Los milagros del Marketing. Creo que si volvemos, será a probar "La Gatita". Para picadas, mil veces mejor Don Pancho, o el Mesón del Diablo, en el Mercado Cardonal.
Cuenta: Ambas entre los $12.000 y $15.000.

miércoles, 24 de junio de 2009

JAIBA Y CORDERO, un impostor en el cerro.

Desde que comenzamos a pololear, o más bien, siendo sincera, desde que logré engatusar a Sebastián, hace 2 años, hemos ido a comer a los más diversos lugares. Recuerden que cuando nos conocimos, éramos pobres como ratas, pero sibaritas ante todo.
No obstante esta diversidad, hemos notado que cada restaurant, tiene un estilo, una idea por parte de su dueño, que intenta realizar con cariño, aunque dicha idea nos parezca como el reverendo niño.
La excepción a esta teoría ha sido Jaiba Cordero.
Después de la dificultad propia de estacionarse en el cerro parado, buscamos un lugar romático para conversar y picar algo rico. Caminamos al Urriola y con pavor captamos que una persona totalmente fuera de sus cabales celebraba su cumpleaños en dicho lugar...al ritmo de Sandy Papo. Huímos cerro arriba y pensamos:
Vinilo...no, ya hemos probado toda la carta.
Samsara..no, muy caro (acto fallido, nos habría salido al final más barato y MIL veces mejor)
Entonces pensamos que siempre habíamos estado intrigados por Jaiba y Cordero y emprendimos el camino hacia la perdición.
Entramos a un lugar típico del cerro Alegre, casa antigua refaccionada con vigas a la vista, dos ambientes, colorido, algo de artesanía, iluminación entretenida. Nos sentamos en una mesa en el ambiente más "artesa". Magnífico: Música en vivo a cargo de un fantástico trío que tocaba bossa nova y boleros. Hasta ese momento estábamos felices. Después de 10min aparece el mesero, de negro y muy educado, quien nos entrega "la carta"(= hojas impresas, de impresora, en papel rojo granate, en consecuencia parecían cancionero de iglesia con el uso).
I. Entradas y bebidas
Debimos sospechar cuando, pese a los precios, nos traen pan batido cortado transversalmente, igual que en mi casa, con pintas de aceite pepita de uva, y una salsa de yogurt con ciboulette sin brillo alguno. Sebastián obviamente se lo come todo, yo considero que no vale la pena. Después de otros 15 minutos aparece el mesero a tomarnos la orden. Como estábamos indecisos el mesero nos recuerda que además, existe el menú de invierno y nos ofrece machas a la parmesana. Pensando (erradamente) que el menú de invierno consistía en una especie de promoción, pedimos las machas. Después de 35 minutos nos llegan con un plato con 12 machas gratinadas, medio quemadas, de las cuales se podía observar sólo la concha y abundante queso (tieso) encima. Como no pódíamos hacer el típico ejercicio de llevarnos las machitas a la boca y succionarlas, debimos despegarlas con el tenedor. A Sebastián se le quebraron un par de conchas y yo...descubrí con horror que las machas eran en realidad MEDIA LENGUA de macha. O sea, como un tercio de macha, un triangulito rosado, bajo ese montón de queso tieso y quemado. No mal, sino pésimo. Para acompañar estas machas pedimos media botella de Carmenere Doña Dominga, que nos pareció un poco ácido.
II. Platos de Fondo
Como el lugarcito se llama Jaiba Cordero, yo pedí un Crepe de Jaiba y Sebastián pidió un Cordero Dijon. El mesero señala a Sebastián que el chef sugiere que su cordero sea acompañado de papas al romero. Como mi novio es fácil, acepta.
Después de casi 50 minutos, llegaron nuestros platos. Mi crepe era bastante grande, lleno de carne desmenuzada de jaiba con pimentón y otros aderezos, sin embargo, curiosamente carecía de sabor alguno. Y el problema no era yo, puesto que me he mantenido estoica frente a las gripes porcina, aviar y otras. El cordero de Sebastián eran tres trocitos de carne, que no obstante estaban muy ricos, sabrosos en verdad, con salsa de mostaza, y hacían un excelente juego con las papas al romero. Papas al romero = papas con romero en un platillo de greda. Sebastián estaba feliz hasta que le pregunté, si habría pedido ese plato de haber estado marcado a los $9.000 que finalmente costaba.
III. Postres
Como no queríamos volver a casa a las 4am, no pedimos postre. Y gracias a Dios que nos iluminamos, sino aún estaríamos pagando la cuenta.
Yo ya estaba con el ojo como Scratt de la Era del Hielo con toda esta experiencia, cuando decidimos pedir la cuenta. Ciertamente habríamos comido perfectamente en Samsara o en Pasta e Vino. Pero eso no era lo peor: hago notar a Sebastián que hay un error, que vaya a reclamar, porque nos cobraron 7 lucas de más. Con total cara de Póker, la cajera le dice que esas 7 lucas corresponden a las machas a la parmesana (o más bien, el cuarto de lengua de macha quemada con queso Líder). Bueno, ese era el menú de invierno. No sé si yo vivo fuera de la realidad o qué, pero en el mundo de Pía un Menú contiene entrada, plato de fondo y postre. Sebastián vio que se me empezaron a poner los ojos rojos como HULK y para evitar cualquier crimen, delito o falta, me tomó suavemente del brazo y me indicó la salida.
Por favor, si van a cobrar los precios de los demás, entonces cocinen y presten un servicio como los demás, no se cuelguen de la fama ajena y bien ganada.
Lo bueno: La música en vivo, excelente. El lugar muy bonito
Lo malo: la comida, el servicio, los precios; en general, la sensación de que te han metido una mula completa.
Restaurant JAIBA Y CORDERO
Almirante Montt 328
Cerro Alegre, Valparaíso.
Cuenta: $29.000
Calificación: Jamás volveremos.

lunes, 15 de junio de 2009

RUCCULA, la venganza de Los Tenedoristas

Pasaron así, varias semanas de dieta blanda para los tenedoristas después de la jaiba envenenada que literalmente "nos sonó". No sólo arruinó nuestra calidad de vida, que por momentos nos llevó a dudar si teníamos plumas de tanto comer pollo, sino que arruinó nuestra vida social. Pues entenderán, a qué diantre puede uno asistir a un evento social o carrete, si no se puede tomar ni comer. O sea, mejor quedarse en casa jugando Monopoly, que fue lo que en definitiva, hicimos.
En este contexto decidimos la semana pasada, un día que hizo un frío paralizante, vengarnos del maldito vibrión cenando en RUCCULA.
Ruccula ya se ve lindo y top por fuera. Lo cierto es que es aún más lindo y top por dentro. Como estábamos semicongelados, nos sentamos en una mesa prácticamente encima de la chimenea, lo cual fue un acierto. Se acerca Pablo, el mesero, se presenta y nos hace entrega de la Carta, que parece una agenda Rhein Color.
I. Appetizers y bebidas
Como no todo es perfecto, nos sirven unas latas a la mesa. Eso contrastó con la delicada servida de agua con limón en las copas de vino, desde un jarro. Buen detalle. Para picar, traen mantequilla cortada como queso rallado y pancitos calientes.
II. Entradas
Para que la venganza fuera real, pedimos con total cara de póker Selección de Ceviches (si mi doctor supiera, me habría hecho una tortura china, lo sé). El ceviche consistía en tacitas de masa sablee que contenían tres tipos de ceviche: reineta, salmón y camarón sobre un plato pintado con aji de color en aceite de oliva. Sobre el ceviche, mas o menos: el de salmón era desabrido, el de reineta un poco mejor, pero demasiado ácido, y el de camarón estaba MUY rico. 1 de 3 nos pareció poco. Pasemos mejor al siguiente plato.
II. Platos de fondo
Aunque todo sonaba tentador, Sebastián optó lógicamente por lo más chancho: Filete de Res. Esto era un medallón de filete relleno con prosciutto y queso camembert, sellado en licor de amaretto, todo acompañado con puré de ciboullete. Lo traen en un gran plato cuadrado, y en verdad, el filete se ve brillante y sobre él lo adornan unas hojas de rúcula. Previamente nos preguntaros a qué punto queríamos la carne y bravo, la carne estaba riquísima, Sebastián la pidió 3/4 y así efectivamente la trajeron, una delicia. El puré estaba pegado a la carne por un costado y aunque era sencillo, estaba muy aromático. Muy bien. Yo pedí Lomo Fundido. Siempre suelo pedir pastas, pero créanme, después de 2 semanas comiendo fideos con pollo, uno ya no quiere más pastas!. Este plato era un medallón de lomo con lonjas de queso de cabra gratinado al orégano, unas rodajas de berenjenas asadas y algo simple, pero exquisito: crema pastelera de choclo, la cual estaba contenida por una delgada lonja de zapallito italiano y con unas ciboullete puestas como bandera. Todo esto, sobre pintas de salsa de berries que al hacer contacto con la carne daban un sabor increíble. No dejamos ni una ciboullete cortada en el plato. Nada. Excelente.
III. Postres
Ciertamente, ya habíamos comido demasiado; los platos son suficientemente abundantes. Pensamos entonces en pedir un postre para los dos. La carta de postre parecida a la de todos lados, finalmente hicimos lo que siempre sugiero: pedir el postre más raro, el "de la casa". Pedimos entonces Fusión. Si ud. está a dieta o tiene algo de aquellos que las abuelitas llaman "calor al estómago", ABSTÉNGASE de probar este postre, que consiste en una gran tulipa de galleta de caramelo que contiene láminas de plátano (la carta dice doradas en mantequilla, pero no las vimos muy doradas, aunque sí tibias y suaves) dátiles en trozos y helado de coco. Como de George de la Selva. Francamente no creo que este postre pueda comérselo una persona sola. Ni aún Sebastián. O bueno, quizás sí, pero no creo que sea saludable, es maravilloso con todas sus letras, pero es grande y muy cálido. Al día siguiente no pude tomar desayuno.
Finalmente, con la cuenta, nos llevan una encuesta para llenar, y nos piden algunos datos. Preocupados los cabros por el CRM.
Lo bueno: El lugar, precioso, la chimenea, la atención, los platos ricos y grandes, la música medio noventera, wena.
Lo malo: Hay que afinar los ceviches, están lejos de aquellas deliciosidades peruanas que hemos probado. Muy ácidos y parece que el pescado estuviera super-lavado al punto de no tener sabor a mar!.
Restaurant RUCCULA
Av. Borgoño 15280
Reñaca, Viña del Mar
Cuenta: $28.000
Calificación: Nos gustó mucho.

miércoles, 3 de junio de 2009

LA CANASTA, de pic nic en Maitencillo

El viernes 22 de mayo llegamos a MAitencillo exhaustos, después de ser premiados con un día de trabajo que medio Chile convirió en sandwish, y tras haber sorteado una neblina nocturna digna de la dimensión desconocida. Sólo imaginen el panorama fantasmal de neblina total pasando por Ventanas...en fin.
EL sábado, que nos tocó el primer real día de invierno de este año, pero rico, en cabaña familiar frente al mar. Decidimos invitar a mis papás a LA CANASTA, que fue el único restaurant recomendado, y partimos casi a las 16 hrs, pensando que tal vez nos quedaríamos afuera.
Llegamos a un local que parece como la casa de un hobbit....o de varios hobbits. Una gran puerta de madera, un salón con la cocina parcialmente a la vista, y un sendero de conchitas conducía a otro salón similar. Nos quedamos en una mesa del camino de conchitas, porque estaba al lado de la chimenea y porque había luz natural. La mesa era de madera con tronquitos cortados de manera transversal, muy original. Llega Félix a atendernos, tan joven como los demás meseros y nos entrega una carta simple, de pocos platos que sonaban muy bien.
I. Appetizers y Bebidas:
Dos coca colas y 2 Kunstman Torobayo, servidas en botella corriente. Para picar, mantequilla y una suerte de pebre un poco más elegante y pancitos calientes que, como era de esperar, debieron repetir para mi querido novio ponzoñoso.
Pedimos como entrada un carpaccio de salmón, el cual consistía en un plato de lomitos de salmón bastante grandes y gruesos, carnuditos como diría mi papá, con alcaparras y queso parmesano. Duraron menos que un pan en la mano de Sebastián, y el plato completamente vacío fue retirado.
II. Platos de fondo:
Maquiavélicamente planeé todo de tal manera que pidiéramos toda la carta de pescados. Sabía que mi papá pediría lo más caro (Albacora a la Vizcaína) , mi mamá lo más conocido (COngrio Oldarressa)y Sebastián lo que sonara más grasoso o pesado (Salmón con salsa Roquefort), así que por descarte tuve que pedir Corvina en reducción de Naranja.
En primer lugar, hago presente que los trozos de pescado de cada plato eran muy grandes. Supuestamente debe pedirse a parte el acompañamiento, pero en verdad, hay que ser muy chanchito para además pedir acompañamiento. La Albacora de mi papá tenía su fuerte en la salsa, blanquecina y lechosa, abundante en colitas de camarones, quedó fascinado. Sebastián como era de esperar pidió un plato que sólo pude probar un bocado para poder seguir comiendo el mío. Un sabor fuerte y salado, en un plato muy colorido, que también a él lo dejó feliz, pero que yo francamente no habría podido comer. Mi Corvina cocida al punto justo, era un trozo grueso que descansaba en un colchón de zanahoria picada cocida y agridulce, cubierta por unas capas como tempurizadas, crujiente. Pero el plato que realmente les pegó una patada a todos fue el congrio de mi mamá. Se deshacía en la boca dejando el leve sabor del cebollín y otros aliños varios...es-pec-ta-cu-lar.
III. Postres:
Félix nos recitó de memoria la carta de postres. Mis papás pidieron Mousse de castañas, Sebastián Tiramisú (para variar) y yo me arriesgué como en Pepito Tv pidiendo "el postre del día" que´se llamaba Delicia de Cuz Cuz . El Mousse de castañas suena mejor de lo que era, porque realmente, tenía muy poco sabor a castañas, pese a tener otros chiches varios. El Tiramisú de Sebastián era ideal para mí, porque tenía una base delgada (que es la parte que a mí no me gusta), seguro que él en cambio quedó con hambre. Y Mi delicia de Cuz Cuz era totalmente maravillosa: un armado de cuz cuz con caramelo, canela y frutos secos dulce hasta el infinito.
IV. Otros:
La infraestructura de maderas y troncos es hermosa, parece un bosque de cuento.
Lo Bueno: La comida es abundante y los platos delicados, el lugar es acogedor y muy lindo.
Lo Malo: Tal vez la cocina no arriesga mucho, intenta atraverse, pero de todas maneras los sabores son bastante conservadores. Ricos, por cierto, pero en el limbo entre la cocina tradicional y la contemporánea, sin decidirse.
Restaurant La Canasta
Av. del Mar 592
Maitencillo.
Cuenta: $47.000
Calificación: Volveré por ese Congrio, lo juro por Madonna.

martes, 19 de mayo de 2009

Las 2as. partes nunca fueron buenas...LA DOLCE VITA

La semana pasada trabajamos como máquinas. Pero al menos en mi caso, terminé el viernes exhausta y feliz por todo lo logrado. Le dije a Sebastián que tenía ganas de celebrar, pero piolamente, comiendo pastas. Como estaba a punto de expirar, no quería ir a Panzoni, pues tendría que estacionarme a 4 cuadras. Tampoco a Fellini porque estoy intentando enseñarle a Sebatián que uno debe vivir de su cta corriente y no de la línea de crédito.
Dimos algunas vueltas tirando bencina por Viña sin decidirnos, y finalmente nos estacionamos en 7 norte, porque creímos ver alguna trattoria estilo Panzoni por ahí. Lamentablemente no fue habida y estábamos chatos, a las 21 hrs de un viernes, frente al hotel San Martín con cara de Fido Dido (uta que soy vieja...). El Seba me dice que entremos a La Dolce Vita. Pero me niego. Recuerdo que ya fuimos una vez y no sólo la encontré cara sino además mala, sin embargo a él le gustó. Dudé un rato y después reflexioné, que en la época que fuimos vivíamos en la inopia, casi en la mendicidad, de manera que posiblemente encontramos caro algo que ahora quizás lo sería mucho menos (concepto básico de economía). Como el lugar se veía lindo y acogedor desde afuera y necesitaba avalanzarme sobre una lasaña con coca cola, entramos.
Lindo lugar, entramos y los mozos corren a atendernos. Nos sentamos en una linda mesa para dos. No hay servilletas, pero no importa.
I. Appetizers y bebidas
Cueeeeeck!. No hay Coca Cola. Pido Canada Dry. Traen una canasta de fogazza a la piedra muy rica, que nos comemos con rapidez. El mozo viene de vez en cuando a consultarnos cómo estamos y nos sirve bebida. Nos traen además, más fogazza (qué verguenza).
II. Entradas y platos de fondo
La Carta es medianamente extensa, principalmente risottos y pastas. Trae dos tipos de precios para pastas; las pastas típicas y las pastas "Especialidad". Como ya anteriormente pedí "especialidad" y no me gustó, y además porque recuerden, estoy enseñando a no vivir de la LC, pedí una simple y vil lasaña bolognesa. Sebastián pidió unos gnocci champiñones parisien. Sin tener que esperar mucho rato, aparecen nuestros platos. Mi lasaña, apenas la vi supe que tendría que echarle fogazza picada encima para que cundiera. Pero lo que no sospeché, es que además vendría TIBIA. Comienzo a comermela en pequeños bocados (engaño psicológico) mientras observo o más bien no observo queso entre las láminas de pasta. Tampoco carne. De esta forma la lasaña se diluye en mi boca...obvio si casi no tiene partes sólidas. Sería injusto decir que la lasaña estaba mala: estaba rica, pero era como una lasaña hecha con láminas precocidas Lucchetti, y con salsa blanca Gourmet en sobre y salsa lista bolognesa Carozzi. Claro que en un plato bonito y traído por un mozo en un lugar bonito. Por eso pagué un sobreprecio de unos $4.500 (valor agregado). Sebastián no tiene remedio: sus ñoquis están ricos, la salsa es suave en crema, mantequilla y champiñones, pero el plato es como "seco". Sin embargo, se culpa a sí mismo porque supuestamente hizo una mala elección (cómo tanto??).
Cuando terminé mi lasaña, ya estaba totalmente fría. Retiran los platos y nos quedamos comiendo fogazza, para rellenar.
III. Postres
No gracias. Capaz que me traigan un miti miti y me lo cobren como porción individual de panacotta.
IV. Otros
No hay otros.
Lo Bueno: El lugar está bien ubicado, por dentro es bonito, tiene una preciosa iluminación, el servicio es muy bueno.
Lo Malo: Apenas probé mi lasaña recordé por qué la primera vez que vine, no me gustó este restaurant. Simplemente creo que la relación calidad-precio es absurda. Los platos no son malos; de hecho son ricos, pero claramente no al nivel de los precios que tienen. Es decir; en Panzoni come igual de rico por la mitad del precio. En Fellini come el doble de cantidad por el mismo precio. Y por dos lucas más come a otro nivel de pastas en Pasta e Vino. ¿¿Capisci??. Es como su vecino Diego's Pizza: ud. puede comer una pizza el doble de rica por la mitad del precio en Ciao, pero por alguna razón de la dimensión desconocida estos locales son más famosos.
Restaurant LA DOLCE VITA
San Martín 640
Viña del Mar
Cuenta: $14,700
Calificación: Yo no volveré. Si Sebastián pretende darle una 3a oportunidad, que vaya solo!

viernes, 8 de mayo de 2009

Pasando por peruanos en EL AJI SECO

El martes 5 de mayo fui a Santiago. Después de estar más de 3 horas esperando, con mi clienta en su silla de ruedas fuera de la sala del tribunal, fuimos notificados de que la magistrado tenía hambre, por lo que suspendió la audiencia. Le hice ver al funcionario de acta la poca hospitalidad con que estaban tratando al abogado de provincia, el ataque a los derechos humanos de mi clienta (que obviamente, seguía en su silla de ruedas) y luego para humillarlos más, rematé con un "en Viña o Villa Alemana, jamás harían algo así." El funcionario con la mejor cara de póker que he visto, me pasó la hoja con la nueva fecha y cerró la puerta dando las gracias.
Como ya había perdido mi día administrativo, porque eran las 3 de la tarde, y pese a no ser jueza igual siento hambre, decidí invitar a mi nunca bien ponderado amigo "Choca", con quien solíamos compartir una piscola de barra al costo en tiempos universitarios, a algún sucucho del centro.
No sé si fue el hambre, pero por unos momentos estuve confundida respecto al país en que me encontraba. Desde cuándo que Santiago es tan cosmopolita???. Caminamos por el costado de una extraña calle con gente sentada como comentando el clima y mi guía me explica que es el "sector peruano". Se me ilumina la ampolleta: "entonces, vamos a un restaurant peruano".
El primero que vimos, nos pareció un poco dudoso entre restaurant y café con piernas, optando por preguntarle a la fauna del medio si nos podía recomendar un buen restaurant peruano.
Así llegamos al Ají Seco.
El Ají seco es un restaurant sencillo de 2 pisos, con cocina abierta. Atendido por peruanos, con chefs peruanos y frecuentado por peruanos. Nos ubicamos en el 2º piso donde fuimos puisss, rápidamente atendidosss. Nos pasan una carta bastante extensa, donde a juzgar por los nombres de los platos, francamente daban ganas de pedirlo todo. Más encima algunos platos traían unas fotos maravillosas.
I. Appetizers y bebidas
Nos traen una canasta de pan batido en rodajas y dos recipientes metálicos con unas salsas exquisitas. Una más densa, salada y picante y otra un poco más ácida. Imposible descifrar qué contenían, sólo puedo decir que eran increíblemente ricas. Nos comimos todo el pan. Respecto de las bebidas toda una novedad: el mozo nos advierte que nos conviene más "pedir una de litro". Plop. Nada muy elegante: una bebida desechable de litro a la mesa, pero créanme por se agradece tras probar lo picante de los platos. También observamos algunas mesas que tenían Inca Cola.
II. Entradas y Platos de fondo.
Estuvimos realmente mucho rato indecisos, hasta que vimos pasar un plato que se veía notable a la mesa del lado. Preguntamos a nuestros vecinos cómo se llamaba el plato y nos respondieron: "puis, is un simpli civiche de pisscado, no?". Lo cierto es que no era un simple ceviche de pescado. Era un tremendo ceviche de pescado!!. De esta manera, optamos por pedir un plato de Ceviche de pescado y unas Papas a la huaicaína.
Este ceviche consistía en un plato ovalado, grande, con un cerro de ceviche cortado en trocitos de reineta, cebolla morada, mucho picante, limón etc., del cual salía un jugo como blanquecino que inundaba la lechuga hidropónica, el gran trozo de camote y el maíz. El maíz era una suerte de maíz-cabrita: un maíz tostado hasta exactamente el punto antes de explotar a cabrita, por lo que tenía una cubierta crocante y dura, y por dentro era una cabrita. Uf!.
Las papas a la Huaicaína era otro plato ovalado con unas papas cocidas cortadas en mitades, bañadas en una salsa amarilla de crema, galleta, ají, huevo...lo cual obviamente da como resultado un sabor entre salado y dulce completamente imposible de describir.
Las papas estaban muy ricas, pero el ceviche estaba a otro nivel. Quedamos felices. Y lo más insólito es que era tan abundante que no pudimos pedir otro plato más.
III. Postres
No pedimos postres, apenas nos pudimos parar!. Sin embargo, debo señalar que éstos estaban a vista y paciendia de todo el mundo en un refrigerador típico de bebidas. No me gusta eso, prefiero imaginar que los hacen para uno.
IV. Otros
La música espectacular, valses peruanos, salsas, Marc Anthony... todo muy Ad Hoc. Y vaya que era buena idea lo de la bebida de litro, así evitan muertes por ahogamiento!.
Lo Bueno: La comida es espectacular, platos abundantes y bien adornados, bonitos y las salsas del principio...en verdad dan ganas de echarlas en un tupperware y llevarse lo que sobra para la casa!!!
Lo Malo: No sé si malo, pero es como picada, pero los precios no son de picada, aunque la infraestructura en sencilla, pero tampoco es caro porque los platos son grandes... y bueno la ubicación tampoco es el glamour en pleno: es EL CENTRO.
Restaurant El Ají Seco
San Antonio 530 y 676
Santiago de Chile
Cuenta: $8.600
Calificación: Seguro que si voy al centro, paso otra vez.

sábado, 2 de mayo de 2009

FELLINI, una tradición en crisis.

El jueves 30 de abril, día que además fue mi santo, salí de mi oficina a eso de las 22.30hrs. Por supuesto, con ganas de alimentarme de cuaquier cosa, viva o muerta que encontrara en Viña del Mar. Sebastián como regalo de santo, me hizo una invitación abierta a cenar, por lo que -ni tonta ni perezosa- llamé a la hora de almuerzo a Pasta e Vino para reservar para la noche, escuchándose el sonido de la "tapa" hasta Petorca. Todo reservado al weekend.
Tras retirar a mi Seba que estaba como taxi boy en 4 norte con 6 poniente, nos estacionamos por ahí buscando con ímpetu un lugar donde comer. Yo quería pastas o mariscos. Leímos las cartas varias que se encuentran fuera de los diferentes restaurantes de por ahí sin convencernos del todo. Súbitamente decidí que necesitaba comer algo abundante y rico, ir a la segura, casi a la vena para revivir, sin importar que no se tratara de una experiencia nueva para nosotros, y entramos a Fellini.
Fellini es un restaurant clásico de Viña. Siempre hay alguien conocido con su familia, incluso algún famoso regional. En lo personal me encanta porque lo encuentro acogedor y elegante sin ser presuntuoso... en realidad me gusta porque hay ahí un plato que, aunque siempre leo la carta y hago como que estoy indecisa entre varios platos... al final pido lo mismo de siempre: Rotolo Afredo Boscaiola o Lasagna Alfredo Boscaiola.
Como es costumbre, nos atienden muy cordialmente, el mozo echa la talla siempre muy buena onda y nos acomoda por ahí, ya que par variar estaba casi completo.
I. Appetizers y bebidas
Como Fellini es como un clásico, la vajilla es de aquellas que dicen "Fellini", nada muy moderno: clasico. Traen mi amada coca cola de 350en botella y para el Seba su Kunstman Torobayo. Cada cierto rato el mozo se pasea y nos rellena los vasos. Luego nos ponen con pinzas tres pequeñas hallullas calientes en los platos de pan y un platito con mantequilla, un poco deformada, pero en fin. También traen algo que es un clásico de este local (y que me carga!): empanditas de queso tipo Líder; o sea hueca.
II. Entradas
Pensamos un rato y finalmente, considerando la onda polar, pedimos ostiones al champagne. Como los mozos acá son extremadamente buena onda y amables, entienden inmediatamente que se trata de un plato para picar para los 2, y traen doble cubierto. Este plato era simplemente fantástico, revividor, matapenas, matacañas, matajefes. En un típico plato hondo de greda, una gran cantidad de ostiones y camarones en su punto se asoman entre el jugo amarillento que burbujea hirviendo. Nada de aliños modernos, reducciones, ni fusiones ni nada: simplemente un clásico de Fellini como es el jugo de los ostiones y camarones al champagne, con crema y queso fundido, que al llevarlo a la boca deja una estela delgada de queso incortable. Mágico.
III. Platos de Fondo
Sé que sólo hablo por mí, pero al menos con esa pura entrada yo ya estaba lista para irme al sobre. Como plato de fondo Sebastián pidió Parpadelle con salsa de camarones, de pura curiosidad, ya que hace unas semanas, cuando fuimos a la Gran Casona, el plato que pidió venía originalmente con Parpadelle y nunca supimos de qué se trataba realmente. Se trataba de un spaguetti anchísimo, casi como esas lasañas para armar carozzi, en tricolor: roja, verde y normal. Era una pasta deliciosa, extremadamente suave, con una salsa de camarones igualmente suave, que estaba realmente rico.
Yo pedí lo de siempre (plato que pido desde 2001): Rotolo Alfredo Boscaiola. Este plato suele ser una plato de greda en que solo se ve la salsa boscaiola (salsa de tomates, callampas y cilantro ñam!) y al hundir el tenedor te encuentras con una muy delgada masa, como un canelon de espinaca y jamón costado en forma transversal, que tiene la misma magia del queso líquido fundido que te persigue del plato de ostiones. Esta vez todo se veía igual....el plato hirviendo burbujeando sobre la mesa y yo como el perro de Pavlov... la salsa rica como siempre, hasta que encuentro la masa y plop!! lo que otrora era relleno de jamón hoy era de mortadela. La aislé con el tenedor y la observé sin dar crédito a lo que veían mis ojos; pensé será al menos jamón de sandwich, pero no: tenía esos microporos de mortadela. Obviamente este elemento afectó profundamente el sabor del plato, sin contar que además estaba mucho más seco que de costumbre, poquito queso...nada de "queso persecutor" ni nada. Una pena.
IV. Postres
No pedimos postres, porque estábamos muriendo de sueño.
V. Otros
Nos ofrecen un bajativo por cuenta de la casa, que suele ser muy rico, araucano, menta frappé etc., pero tampoco pedimos porque habríamos empezado a dormir con la copa en la mano. Con la cuenta nos traen como siempre, dos dulces amborosoli de menta. Que adivinen quién se comió.
Lo bueno: Fellini no sabe de hambre. Acá ud. viene a comer un plato gigante de lo que sea. Son especialmente generosos con los mariscos. La atención es familiar y amamos el "queso persecutor" así como la Boscaiola, que no encontramos en otros lugares. Además algo que nos encanta: traen los platos en ebullición a la mesa.
Lo malo: La crisis estará afectando a Fellini??. Mortadela en un Rotolo me parece inaceptable.
Restaurant Fellini
3 Norte 88, Viña del Mar
Cuenta: $23.000
Calificación: Nos encanta, esperamos que el episodio del rotolo a la mortadela haya sido un lapsus.

miércoles, 22 de abril de 2009

LA VIDA EN VERDE y trabajar en Valpo

Hemos pensado que tal vez, sería interesante crear una sección especial sobre el dilema que día a día enfrentan los trabajadores porteños: dónde diantre almorzar.
Como yo trabajo en Villa Alemana, no necesito sección, puesto que acá NO hay donde diantre almorzar, de hecho últimamente le compro unas hamburguesas a un tipo disfrazado de Talibán.
Sin embargo, hace algunos días, tuve la fortuna de tener que ir a la URBE de esta región a realizar unos papeleos propios de la profesión. A la hora de almuerzo, nos juntamos con el Seba y comenzamos la clásica pérdida de tiempo de todas las veces:
-"Y... dónde almorzamos?
- No sé di tu...
- ehh...no di tú....
- Nopo, tu trabajai acá
- ahhh, pero tu vivías acá..."
Como imagino que a nuestros lectores no les interesa leer nuestros debates pololeísticos sino nuestra opinión de sibaritas, me saltaré directamente a nuestro encuentro en la Plaza Aníbal Pinto, donde se encuentra el restaurant LA VIDA EN VERDE.
La Vida en Verde es un restaurant temático, ubicado a los pies de la subida Montt, frente al Cinzano. Perfectamente rehabilitado, sus creadores supieron aprovechar el espacio de manera impactante, logrando un restaurant de 3 niveles, y que parece amplio en un espacio muy reducido. Les sugiero entrar al baño: es como para abrazar al arquitecto.
Temático, porque La Vida en Verde se basa en Santiago Wanderers, el equipo de fútbol de la ciudad, por lo que toda la ambientación está orientada en SW. Hay vitrinas con recuerdos y trofeos, fotos antiguas de los equipos hasta de principios de 1900, y un LCD que está constantemente emitiendo videos sobre la historia del equipo, contextualizadas en la historia mundial, lo que es bien interesante. Al principio cuando vi que en medio de la historia aparecía la imagen del Che Guevara pensé que se trataba de mensajes subliminales, pero no: es contextualización. Todo es negro y verde. Hasta el uniforme de los mozos, y en líneas contemporáneas.
Llegamos a las 14.00 hrs y pudimos encontrar mesa cómodamente. Si bien la carta se veía interesante (acompaña fotos de los platos...) pedimos el menú ejecutivo, de $3.500.-
Este Menú consiste en un Pisco Sour, bebida o jugo, una entrada o sopa, plato de fondo y postre. De todo hay dos opciones para elegir. Como con mi Sebastián somos almas gemelas...pedimos casi lo mismo.
I. Appetizers y Bebidas
Raudamente traen a cada uno un pequeño vaso de pisco sour que está bien rico. Yo probé un sorbo, quizás dos, y luego parece que se drenó hacia la mesa porque mi vaso y el del Seba estaban vacíos. Minutos después traen las bebidas, pero no las sirven, sino las dejan al lado de los vasos.
Traen unos pancitos calientes y dos recipientes: uno con mantequilla y otro con una crema, como mayonesa con pepino...muy rico. Desaparecen también los pancitos...
II. Entradas y Platos de Fondo:
Sobre la entrada, había que elegir entre un consomé porteño y algo con coliflor. Discúlpennos por no retener el nombre, pero vimos la palabra coliflor y fue suficiente para pedir la sopa. El consomé porteño era un consomé de carne. Rico, bien servido en un novedoso plato hondo cuadrado negro. Bueno, un consomé (el mejor consomé de la galaxia lo podrá probar ud. en el restaurant Mesón del Diablo...creo que aún existe...en el Mercado Cardonal de Valparaíso).
Como plato de fondo, pedimos Bourguiñon de Res con puré de Zanahoria. Esto era un puré anaranjado con un leve sabor a zanahoria, sobre el cual habían una pocas tiritas de carne en salsa de carne. Lo primero que pensamos fue: "se ca.....ron con la carne". Sobre el sabor de Bourguiñon de res nada que decir, la carne muy blanda, sabrosa y sobre todo la salsa muy rica, pero creemos que el nombre era demasiado rimbombante para el plato: era un puré con rica carne tireada al jugo.
III. Postres:
Acá nuestras almas gemelas se separaron: Sebastián pidió sémola con leche y yo pedí Manzana Asada. El postre de sémola, servido en una linda copa, era de textura blanda y cremosa, y tenía encima un poco de salsa de berries. UN POCO. Mi Manzana asada era...una manzana asada, adornada con merengue espuma. Estaba bien, pero para mí le faltó azucar. Quizás era así, pero yo al menos sigo los consejos de Celia Cruz: azúuuuuuucar!!!
IV. Otros:
El video que pasan en el LCD es bien entretenido, en realidad uno se siente inserto en la pasión verde, y de vez en cuando se pasea el dueño preguntandole a los comensales si les gustó la comida, si todo está bien.
Lo bueno: La comida es rica, bien servida, el lugar es muy bonito y el precio del menú si bien no es taan barato, incluye la bebida.
Lo Malo: De alguna manera sentimos que en este restaurant se quedan en la forma sobre el fondo: todo es muy bonito, hasta los nombres de los platos y la cuchillería, sobre todo para el precio, pero la comida es común y corriente, con sólo toques de la cocina actual. Lo que si es terriblemente malo es que no hay redcompra.
Restobar La Vida en Verde
Condell 1154-1156 Pza. Anibal Pinto
Valparaíso. Fono: 032-2253551
Calificación: Probablemente volveremos.
Cuenta: $7.000.-

lunes, 6 de abril de 2009

LA GRAN CASONA, gran sorpresa

Este fin de semana decidimos dedicarlo a la familia. Bueno, a MI familia, participando en el cumpleaños de mi prima en el Cajón del Maipo. Primera vez que voy en vehículo propio: siempre le he tenido pánico a manejar en Santiago, pero confiando en que las autopistas son bastante mejor señalizadas que los mapas mudos de la 5a. región, me atreví. Llegamos así a almorzar a la casa de mis tíos un abundante pollo con papas fritas, donde aprovechando que no podía retarlo, Sebastián se comió toda la grasa refrita que encontró. A la noche como podrán imaginar un carrete en el Cajón del Maipo, había variadas sustancias líquidas y sólidas (abril...) menos comida, y tuve que textualmente obligar al dueño de casa para que soltara unos choripanes. Al día siguiente nos levantamos derechamente a la hora de almuerzo, donde nos esperaban vienesas, pavo, arroz y puré, nuevamente para felicidad de mi querido pololo.
El regreso, y tomando en cuenta que soy la reencarnación de MR. Magoo, fue estresante ya que en la oscuridad las autopistas "no son lo mismo", especialmente cuando se trata de la primera vez. Para el viaje el cocaví consistió en papas fritas y twistos...
Por todo esto que he explicado, siendo las 21.30 del día domingo, mi cuerpo me exigía un momento de relajo y principalmente un poco de alimentación saludable y sabrosa. Así, nos detuvimos en el primer restaurant que pillamos bajando desde Agua Santa: LA GRAN CASONA.
La Gran Casona es lo que yo conocía en los '90 como "La Casa Italia", lugar donde vestí algún repolludo vestido de fiesta de 15 años. En la actualidad, es un lugar que conservando su estructura típica de casona antigua, con grandes escaleras de madera y dos salones principales, está delicadamente refaccionada. La madera en tonos ébano contrasta con el fondo blanco, haciendo con sus cuadros y sillones una mezcla perfecta entre lo contemporáneo y lo clásico.
Llegamos (no creo que con muy buen aspecto) y uno de los salones estaba completamente ocupado por alguna comida-evento. En instantes llega un mozo, impecable y en el mismo estilo clasico-contemporáneo, quien nos señala que los domingos en la noche no se atiende, salvo los eventos, pero que de todas maneras nos atenderán sin problema. Primer Punto.
Pasamos al ótro salón, donde estábamos solos, una mesa muy bien puesta y muy bonita, flores naturales.
I. Appetizers y bebidas:
Lo primer que traen es una cuenca de madera con tres pancitos de cebolla calientes. Exquisito. Un platito con mantequilla en forma de merengue adordana con un perejil. Bebidas de tamaño normal y primera impresión: Nos sirven los vasos y dejan las bebidas a parte. Cada cierto rato, el mozo viene a rellenar nuestros vasos. Excelente.
De appetizer nos traen unas pequeñas tostadas con caviar de berenjena. Esto, una suerte de guiso frío de berenjena con un toque ácido. Muy rico.
II. Entradas y Platos de Fondo:
Lo cierto es que la carta es muy pequeña y está dividida según el "estilo". Comida Italiana, Peruana, entradas y postres. Yo pedí una entrada porque necesitaba algo refrescante: Sabor Costeño fue mi elección. Consistía en un ceviche de salmón cocido, en cebolla morada, limón y rocoto, lo cual lo hacía deliciosamente ácido y picante. Esto estaba acompañado de un puré de camote que tenía encima una hoja al parecer de camote frita, porque era semidulce y unos granos que después de mucho rato comprendí que eran simples dientes de choclo. Al verlos tan grandes y blanquecinos, no los reconocí, y menos al probarlos, ya que tenían un gusto a poroto/choclo/cebollín. Este plato era justo lo que necesitaba: refrescante, con sabores demarcados y deliciosos.
Sebastián por su parte, pidió un Ítalo Marino. El mozo nos advirtió que, por tratarse de un servicio "fuera de horario" no había parapadelle, sino otras pastas. Este plato era pasta con salsa o más bien crema de jaiva. Suave, pero con mucho sabor, cremoso y con una textura precisa. Lo cierto es que nos quedamos pensando en lo perfecto que sería ese plato con pasta fresca, como normalmente se sirve en CG. Habrá que ir a probarlo nuevamente.
III. Postres
Pedimos lo que nos pareció más "peruano": un Suspiro Chirimoya. Esto era un suspiro Limeño mejorado: servido enuna copa, sobre un plato adornado con salsa de frutos rojos, este suspiro Chirimoya era un suspiro limeño con sabor un poco más crítrico, lo que lo hacía menos empalagoso. Claro que lo empalagoso estaba aportado por los merengues y bastones de merengue sobre la copa, que también tenía algunas rodajas pequeñas de frutilla. No se trató de un postre muy sorpresivo o particular, pero estaba muy muy rico.
IV. Otros
Nos encantó al iluminación y a mí en particular, la música (dudo que Sebastián le haya puesto atención en los 4,3 minutos que demoró en comerse su Italo Marino!), ya que era-una vez más- una mezcla entre clásico y contemporáneo.
Lo bueno: El servicio, excelente. Nada de "estamos cerrando", "no es horario" etc. Por el contrario. Lo mismo el servicio a la mesa; lo mejor que hemos visto hasta ahora. La comida muy rica y los precios bastante razonables. En SAn Martín he comido ceviches de la mitad de calidad por el doble del precio.
Lo malo: Para pagar con redcompra hay que desplazarse hasta una oficina como de administración, y no nos pusieron servilletas!!!
Gran Casona Restaurant & Centro de Eventos
Alvares 398 Esq. Villanelo (Casa Italia)
Viña del Mar
Cuenta: $17.000
Calificación: Nos gustó mucho.

lunes, 23 de marzo de 2009

Escapada a Maitencillo:PUNTA MAI

El sábado pasado al fin no tuvimos un matrimonio, sino un cumpleaños de aquellos con asado all day y pernocte incluido en Quintero. Como imaginarán, atendido los efectos del "all day sucking", a las 11 de la noche ya no había títere con cabeza y para nuestra aflicción, había igual número de parejas etílicas como dormitorios. Fue entonces cuando Un amigo en tu Camino me poseyó y decidimos que los únicos aptos para manejar, y buscar otro lugar donde pernoctar, evitando así accidentes carreteros, éramos Los tenedoristas.
Esa fue la razón (una razón de bien social, como ven) para llegar a Maitencillo.
Digamos que Sebastián no amaneció precisamente lleno de bríos y proactivo como para ir a comprar mariscos a la caleta. Diría que tipo 16 hrs, después de dormir como bulto en la playa, se despaviló, dándome una idea novedosa: probar algún restaurant de la zona.
Estábamos en Aguas Blancas, que es escencialmente residencial, por lo que tomamos el Pia Sport y buscamos algún lugar cercano.
Nuestra primera parada fue en El Unicornio. Nos gustó su terracita frente a la playa y lo vimos acogedor. Nos sentamos y acto seguido llegó el mozo para advertirnos que, atendido que eran las 17 hrs, la cocina estaba siendo lavada, por lo que no atenderían hasta 45 min. más.
Ciertamente en el asado del día anterior habíamos comido varios kilos de brochetas, pero ya después de 12 horas en ayuno no pareció soportable esperar 45 min para recién hacer el pedido. Dimos las gracias y dijimos adiós, para refugiarnos en el restaurant del lado: PUNTA MAI.
Punta Mai es un restaurant esencialmente bonito, tiene un aspecto mediterráneo ya que todo parece brillar de blancura. Como si no estuviéramos frente al Abanico sino frente a alguna playa en Grecia. Pensamos también, que los precios serían en euro$.
Buscamos una mesa vista al mar en el primer piso, donde fuimos atendidos por un mozo un tanto malhumorado (bueno, domungo....17 hrs....lo perdono) en medio de grupos de modelos (o nosotros somos muy feos?). Una carta muy bonita y ciudada, en español e inglés.
I. Appetizers y bebidas:
No hay appetizers; traen esferas de mantequilla y pebre. Nada del otro mundo, y una canasta de pan redondo común y corriente. Correctas bebidas en botella de 350cc servidas a la mesa.
II. Entradas y Platos de Fondo:
Lo cierto es que ambos sólo queríamos unas machas a la parmesana. Pero también sabíamos que quedaríamos con hambre, ya que suelen darte una docena que dura 5 minutos. Entonces pedimos un plato de Machas gratinadas (traducción= machas a la parmesana) y Camarones en su propio jugo.
Lo primero que nos sorprendió fue la rapidez del servicio, creo que no alcanzamos a pelar ni a dos personas cuando ambos platos ya estaban en la mesa: Las machas, en algo así como un mar de queso, servidas dentro de una fuentecita de greda, y los camarones en la misma fuentecita de greda, en gran cantidad y tan sólo, como decía la carta, con su jugo. Harto jugo.
Sobre ambos platos tenemos opiniones cruzadas:
- Sebastián opina que las machas estaban espectaculares, por la misma razón que a mí no me gustaron tanto: creo que era exceso de queso y exceso de vino blanco. Tenían un sabor muy fuerte a vino blanco y en verdad eran un verdadero trozo de queso derretido. Yo prefiero las machas con más sabor a macha, sin tanto rococó, pero Sebastián quedo fascinado.
- Sebastián opina que mis camarones estaban fomes, pero a mí me gustaron por esa misma razón: con su propio jugo y aliñados con un chorrito más de jugo de limón, quedaron perfectos para mí. Sentí como si estuviera comiendo algo sano!.
En lo único que coincidimos es que ambos platos eran bastante contundentes para ser típicas entradas: la gran cantidad de queso de las machas a la parmesana hacía que comerselas todas fuera un absoluto acto de glotonería. Yo comí 4 sólo para evitar que el Seba muriera de un infarto a la noche, porque seriamente, el queso era demasiado. A la vez, mis camarones eran una cantidad suficiente como para no pedir plato de fondo.
III. Postres
Cuando terminamos de comer y pelar, ya era tea time, en consecuencia estábamos obligados a pedir postre. No nos mostraron la carta; el mozo parecía saberse todos los postres. Eso no me gustó porque en materia de postres, me gusta pedir cosas siempre nuevas o raras.
Mi amigo pidió un suspiro Limeño y yo un Celestino. El suspiro Limeño estaba bueno, servido en copa, rico, pero un poco congelado. Lo que obviamente dejó entrever que no se trataba de un postre fresco. O que al menos lo pareciera!. El celestino consistía en dos panqueques muy finos rellenos con manjar blanco y una bola e helado de vainilla al lado. Debo reconocer que la textura de estos panqueques estaba ideal, muy delgada, ya que tomando en cuenta la cantidad de manjar que los rellenaba, habría sido imposible comerse todo si hubiese sido más gruesa. El helado un helado de vainilla común y corriente. Todo servido en un lindo plato alargado.
IV. Otros
Mmm..no hay otros.
Lo Bueno:El lugar es muy bonito, está estratégicamente ubicado en una punta frente a la playa; con mucha tranquilidad y sol. Además es lo suficientemente grande y las mesas no están pegadas una con la otra. La comida es contundente y cumple.
Lo Malo: No es tan caro, no es tan rico, no es tan fresco, no es tan divertido. Es un restaurant bonito, para pasar un momento agradable comiendo algo rico, pero nada que te deje un recuerdo o que te invite a volver más allá que por el solo hecho de estar en un lugar bonito y tranquilo (y TOP, por cierto).
Restaurant PUNTA MAI
Av. Del Mar 1366
Maintencillo
Cuenta: $17.500
Nota: Puede que volvamos.

miércoles, 11 de marzo de 2009

Rio de Janeiro, el postre final

El día que llegamos a Río de Janeiro, hacía un calor tal que nuestra hambre se esfumó, y después de caminar desesperados como en el ochentero aviso de "Blakie" por Copacabana y sus 40ºC sólo fuimos capaces de sentarnos a tomar una coca cola con limón EXTREMADAMENTE HELADA (nótese el detalle: Sebastián con polera negra plop!). Caminamos en una actividad totalmente kamikaze hasta Leblon, donde escogimos (con muy mal ojo) un restaurant para comer una vulgar ensalada que nos costó un ojo de la face y nos atendieron muy mal.
El día siguiente teníamos contratado un "tour full day" que incluía un almuerzo en un rodizio del centro de Río. Ya a esas alturas el buffet no parecía algo especial, los mismos kilos de palmitos, sushis, pescados, etc. Lo interesante en particular fueron unas costillitas que nos sirvieron, también al estilo rodizio, y haber conocido una pareja de Manaus, quienes nos ilustraron que monos y yacarés estaban dentro de su menú.
Ya cuando estábamos en el Corcovado comenzó una tormenta de dimensiones interestelares que no sólo nos impidió verle las patas al famoso Cristo, sino además frustró parcialmente nuestra intención de comer pastas cariocas, albergándonos en el restaurant del hotel donde pedimos (y nos trajeron) unos vulgares fideos con salsa.
Nuestro penúltimo día en Río sería día de tour por las paradisíacas islas tropicales...donde lo más tropical fue la música, porque llovía y hacía un frío tal, que tuve una deja vu de las Torres del Paine. Bueno, lo importante es que paramos en una islita con un papagayo amaestrado a comer un rústico tenedor libre, donde lo mejor fue la feijoada y un postre que era para comérselo completo: un budín de piña con leche de coco. Suave, cremoso, realmente delicioso.
Al respecto invito a nuestros lectores a zanjar la siguiente discusión: Según Sebastián, la feijoada trae porotos negros calientes, carne y otros aderezos. Según yo la feijoada trae porotos negros calientes y otros aderezos. En resumen la pregunta es: la feijoada original trae carne o no?? llame ya, las líneas de los comment están abiertas!!.
Aquella noche decidimos comer en alguno de los restaurants al aire libre que hay en la Av. Atlántico, frente a la playa. Entre señores de 70 años entrando agazapados y velozmente a taxis con sus nietas vestidas con ropa muy muy ligera y ceñida, y con la música de un partido de fútbol local de fondo, pedimos una exquisitez que aún siento en mi paladar: crema de palmitos. La pedimos para compartir los 2, y en realidad fue una decisión acertada ya que el bol donde venía era gigante. Qué sopa más maravillosa, una verdadera crema suave y con la acidez propia del palmito cocido, con trocitos de palmito, con queso derretido confundiéndose con la crema. De plato de fondo, tuvimos la agudeza mental de consultarle al mozo (atendido los precios exhorbitantes) si la muqueca de peixe con salsa de camarones alcanzaba para dos. Pero era para mínimo 2. Traen entonces una fuente de greda que ocupaba la mitad de la mesa con cuatro trozos de pescado cocido en medio de una salsa de camarones, cebolla, tomates, pimentón y leche de coco (my god, esa leche de coco deja rica cualquier cosa!) bien espeso. Luego otras dos fuentes de greda: el pirao, que es una suerte de salsa con pescado molido y que tiene como sabor a cereal, muy rico pero fuerte y pesado, y otra de farofa (harina de mandioca). En realidad la farofa no tiene brillo alguno, pero a Sebastián le encantó porque por supuesto, es algo que engruesa el plato e imagino que también a quien la come. Nos sentimos muy turistas con todo este platerío sobre la mesa, es como si alguien pidiera un caldillo de congrio para aliñar un chupe de locos. Por esta razón y aún con el dolor de nuestra alma (y de nuestro bolsillo) no pudimos engullir todo lo ofrecido.
¿Les pasa cuando tienen que hacer algo desgradable, pero ineludible, que justo "se quedan dormidos"?. Claro, obvio, quién diantre quiere despertar el día que se acaban las vacaciones!!!. El último día nos quedamos dormidos y se nos pasó la hora del desayuno (el desayuno en Río incluía vienesas picadas, albóndigas, kubbe, panes de queso con queso, etc...super light...ya imaginan quién probó todas esas cosas...) en el hotel.
Y nos vimos obligados a desayunar afuera, en lo que fuera quizás la mejor experiencia culinaria de Rio: CAFEÍNA DELICATESSEN.
Cafeína es un café que está en cuatro puntos de Rio de Janeiro: dos en Copacabana, uno en Ipanema y otro en Leblon. Nuestra visita fue al de Calle Constante Ramos, en Copa. Entramos ahí animados por las niñas que atendían, porque portaban cintillos de cotillón con antenitas de colores, preparando el ánimo carnavalero. Luego empezamos a ver las cestas de panes y cositas que se veían muy ricas. Atendidas por una niña con una suerte de palm, nos ponen un individual de papel impreso con poemas de niños de un proyecto al que ayuda esta cadena de cafés. Sebastián pidió un sandwish "MIX", de queso gauda, jamón, hojas verdes y tomate en croissant, crujiente y fresco, y yo pedí..."brownie con sorvete". Lo primero que pensé cuando vi el plato es que era lindo, pero demasiado caro para un queque con una bola de helado...hasta que veo de cerca sus almendras laminadas y parto con el tenedor el casi negro brownie, y salió desde su interior una espesa salsa de chocolate semi amargo. Este brownie relleno, con su sorpresa, belleza, suavidad y dulzura quedó en el top five de los postres ricos que he comido en mi vida. Y mezclado con la bola de helado almendrado que estaba al lado....ya imaginan.
Caminamos hacia la playa, tomamos un par de jugos de maracujá y un coco gelado, escuchamos a un grupo de samba y nos despedimos de nuestras vacaciones y sus experiencias culinarias en Río.
No sé por qué no lloré. Debí llorar a mares!!

miércoles, 4 de marzo de 2009

BUZIOS A LA CARTA II

Vemos que nuestros lectores son también viajeros. Muy bien, podríamos organizar algún día un "tour gourmet"!!!
Siguiendo con el especial de comida carioca, llegó el día más fatal para quien escribe: último día en Buzios. Después de haber caminado y nadado por medio Buzios, decidimos aquel día descansar, quedándonos todo el día en la playa...y comiendo todo lo que nos ofrecieran en ella ambulantemente.
Primer acto: Pasa un vendedor de brochetas de camarones: habíamos oído todas las historias de la cripta sobre estas brochetas, que por el calor deben ser consumidas antes de las 12 del día. Como eran las 10, tuvimos tiempo para comer varias. Ya he señalado que los camarones acá son diferentes. Incluso diferentes a los de la zona sur de Brasil. Estas brochetas ($800 aprox) contienen una hilera de camarones de aquellos con patitas (pero sin cabeza) bastante salados y aliñados con ese exquisito limón estilo pica. El sabor es fuerte, un poco salado para mi gusto, pero muy sabroso. En todo caso, ese limón arregla cualquier cosa.
Segundo Acto: Pasa un vendedor de castañas de Cajú. Casi enloquecemos; somos fanáticos de los pistachos, almendras, nueces, avellanas y sobre todo yo de los maníes!!. A lo carioca, el tipo con su simpatía y rápido hablar nos embauca con medio kilo de castañas. Qué les puedo decir: NO ES SALUDABLE COMER MEDIO KILO DE CASTAÑAS DE CAJÚ, HACE MAL!. Sebastián se fue a bañar y yo me las tuve que comer. Acto fallido. Pero bueno, eran una tremendas castañas de cajú, ricas, lamentablemente un poco tibias por el sol, pero uf...no pude evitarlo.
Tercer Acto: Sebastián se repite lo que más le gustó de las playas: el queijo quente. Esto es un señor que pasa con un carrito dejando un olor demasiado rico a queso derretido y orégano. Mi compañero camina como hipnotizado hacia el carrito y pide una brocheta de queso, que consiste en un trozo, más bien un paralelepípedo de queso que se pone en una parrilla a presión, quedando medio derretido, medio quemado, con el orégano medio asado. Es cierto que es muy rico, pero es bastante pesado; sobre todo tomando en cuenta el calor...claro las castañas dirán uds. serían más livianitas...
Cuarto Acto: Nuevamente a mi compañero (por favor, me refero a compañero de viaje, aquí no se habla de política) se le ponen los ojos brillositos. Al fin podrá cumplir su sueño y comprar las famosas "tortas praianas". Esto por fuera parece un vulgar queque de aquellos que venden en los quiscos de los colegios, pero no...son como unos pancitos con relleno MUY RICOS, rellenos con pollo, rellenos con camarón, rellenos con queso. Pedimos rellenos con pollo y pimentón. MMmm...
Quinto Acto: Veo pasar por 9a vez en el día alcarrito del "rey del Milho verde". Acudo a él. Este carrito tiene una olla gigante llena de choclos cocidos, aún flotando en el agua hervida. Ud. elige su propio choclo. Luego, lo ponen en unas hojas de choclo como si fuera una servilleta y el choclo un hot dog y finalmente le preguntan a ud, con qué quiere aliñarlo: sal y/o mantequilla. Lo embrochetan, le pasan la margarina con un pincel y luego giran el choclo sobre la hoja, Un arte. Y bueno, es un simple choclo con mantequilla.
Ahora se preguntarán cómo se llamaba la película?? Bueno: por la noche salimos a conocer el muy famoso CHEZ MICHOU, del cual todos tanto hablaban...y algo me sucedía que no soportaba los muchos olores diferentes que salen de los cientos de restaurantes en la Rua das Pedras...y la película se llamaba: INTOXICACIÓN POR EXCESO DE CASTAÑAS DE CAJÚ.
Pero estimados lectores, somos profesionales: creen que no fuimos a Chez Michou?. Fuimos igual!
Chez Michou es un local sobre todo "ondero", grande, al aire libre, con una suerte de barra donde hacer los pedidos y comer también. La carta consiste en panqueques dulces y salados. Como siempre, no muy económicos. Lo divertido es que hay mucha bulla, una pantalla gigante, y al hacer tu pedido anotan tu nombre. Luego de un rato llaman por un megáfono: "Doin Shebashtian" para retirar tu pedido y llevarlo a tu mesa.
Pese a mi enfermedad y sus consecuencias, pedí algo liviano: un panqueque relleno con frutillas con salsa de chocolate. Un panqueque gigante como doblado en 4, como una servilleta. Dentro del cual se encontraban unas deliciosas frutillas con almíbar. Muy dulces, muy rojas, muy ricas, todo bajo una oscura y espesa salsa de chocolate. Era notable, pero de más está explicar que no pude disfrutarlo mucho. Sebastián pidió primero un panqueque relleno con queso (obvio, casi se convierte allá en Don Queijo) jamón, palmitos y luego, para sorpresa de todos pidió además un panqueque de dulce de leche con marshmellow, que venía derretido sobre el panqueque, como una salsa. Comenta el tenedorista en cuestión, que el panqueque salado estaba de pelos, ciertamente los palmitos cocidos tienen un sabor muy rico y dan un jugo con un sabor muy especial, pero el panqueque dulce quedó al debe, ya que siendo sinceros esperábamos un marshmellow clásico y no derretido, lo que le hizo perder un poco de sabor.
Chez Michou es un lugar imperdible, es entretenido por sobre todo, puedes ver a los cocineros haciendo tus panqueques, luego te llaman por megáfono, el lugar tiene mucha onda y los panqueques son muy ricos y muy contundentes, pero tampoco son lo más exquisito. Son buenos, es cierto. Pero les diré que en Río de Janeiro tuvimos una experiencia mucho más dulce...que quedará para el próximo capítulo!!!

martes, 24 de febrero de 2009

BUZIOS I: no sólo comida, también hay playas!

Experiencia culinaria del día I:
Cuando uno sale a las 18:30 de la oficina y toma el avión a las 6 am, dentro del cual sobrevive a puros panes medio congelados, haciendo escalas eternas para llegar a su destino a las 15 horas, momento en que se acerca el "traslado aeropuerto-hotel" a notificarle a uno que "en dos horas más nos vamos", para luego, aunque en un principio pareciera broma, entender que realmente no se saldría del aeropuerto hasta las 17 y mientras se pasa por el puente Niteroi se pincha la rueda del bus, es posible que se llegue a la primera parada alimenticia (20 hrs) con ganas de practicar canibalismo. No sé si a uds, pero al menos a nosotros el hambre nos pone como pitufo gruñón, y si es demasiada, derechamente nos convertimos en una versión pálida del hombre increíble.
Así estábamos cuando hicimos nuestra primera parada en una suerte de galería de medio pelo. Nos avalanzamos a las tiendas en busca de algo de comida, pero a la vez contenidos, pues sabíamos que la verdadera experiencia culinaria nos esperaba en Buzios, y no en esta galería olor a camarín. Algo para picar, pensamos. Miramos por aquí, por allá, hasta que descubrimos en las afueras de una tiendita, una mesa tapada con unos velos...velos que cubrían una pizza de dimensiones cariocas. Como Oddie, el fiel amigo de Garfield, preguntamos cuánto costaba y bueno, a la usanza carioca, compramos 800 gr de pizza.
Inolvidable pizza, hecha con masa casera de aproximadamente 4 cm de altura, casi un exquisito pancito batido, un sabor francamente inolvidable, con los irresistibles (y gran descubrimiento) tomates deshidratados ahumados, jamón, tocino, una suerte de salame y un grueso queso con aceitunas.
Cuando nos pusieron en la mesa el casi kilo de pizza caliente nos preguntamos cómo nos llevaríamos la mitad que sobraría...así que para ahorrarnos problemas...
No diremos que no fue shockeante llegar un sábado en la noche a Buzios. No sólo porque parecíamos traídos del espectáculo rapero de La Legua en relación con los demás, sino porque esto era el paraíso: está lleno de restaurantes, grandes, chicos, llenos, vacíos, con música en vivo, con videos, comida a kilo, platos para 2, rodizios, etc. Lo único común a todos los lugares era LO CARO. Incluso para los tenedoristas, esto fue demasiado, nos mareamos y dimos miles de vueltas por la Rua das Pedras antes de decidir. Ciertamente el kilo de pizza nos dejó casi listos, de manera que entramos a uno de los tantos grills a "picar". Atendido los precios insufribles, pedimos un plato de "camarones al estilo paulista" para los 2, para "picar". Y bueno, trajeron el cerro más grande jamás antes visto de camarones completitos, con patitas, cabeza, ojos, colita y todo-
Quedamos extasiados con aquellos cuantiosísimos camarones al ajillo, calientes, al dente, aliñados con el inigualable limón estilo pica brasilero que comimos con las manos. Sobre este punto debemos afirmar, especialmente Sebastián, que las bebidas también te las sirven con una rodaja de este limón...creemos que nunca más comeremos ese limón chileno punga.
Experiencia culinaria del día II:
Al día siguiente (después del desayuno buffet, cuya única novedad eran las toneladas de piña y mamao, y el extraño quesillo) caminamos por playas varias y blabla....hasta que nos detuvimos en un restaurant a orilla de playa a comer pasteles de camarones. Ahí aprendimos que los pasteles son lo que nosotros conocemos como empanadas. Nada de empanadas de camarones congelados con queso: camarones gigantes en un "pino" de cebolla y tomate jugoso. Que rico!!!!
Seguimos caminando por otras playas y en un carrito pedí mi copete tropical favorito, el cual conocí en Ecuador, para presentarselo a Sebastián: la batida de coco. Mezcla de hielo, vodka, leche de coco y leche condensada mmm...lástima que en estas latitudes el calor extremo hace derretir demasiado rápido el hielo, arruinando la dulzura relajante de la batida. Moraleja: tomárselo rapidito!!.
En la noche nos llenamos de glamour y fuimos a la comida a kilo más top (y cara, my God!, $12.000 el kg aprox.) de Buzios: BUZÍN. Un restaurant de casi 3 pisos, en pleno centro de la ciudad, donde ud. es elegantemente recibido por un mozo que entrega una papeleta en que se van pegando los autadhesivos del peso de la comida, cada vez que uno se sirve. Este tipo de restaurant sirven para las personas que nos gusta comer y probar muchas cosas, pero quizás no en tanta cantidad...imaginarán quién fue el culpable de la abultada cuenta...En fin, el buffet consistía en entradas y ensaladas de excelente calidad; la mayoría vegetales con mariscos varios, destacaba una ensalada de palmitos rúcula y tomates deshidratados de sabor agridulce, exquisito. Otros cerros de camarones de cuerpo entero y Sushi por doquier, y palmitos cortados en todas las formas geométricas. Lamentablemente, los platos de fondo no estaban a la altura de las ensaladas: casi exclusivamente pescados; una mesa con poca variedad de carnes (aunque había un medallón de filete con queso roquefort ñam) y peor las pastas: no eran pastas frescas!! los gnoquis eran unos dados!!!. Más que nada uno paga la elegancia del lugar, el mozo casi servil, la media luz íntima y las sofisticadas ensaladas.

Experiencia culinaria del día III

Nuestra mañana consistió en un choripán y muchas caipiriñas (eran gratis, claro). que estaban incluidas dentro de un tour a un lugar totalmente paradisíaco. En la tarde, en la ciudad de Cabo Frío paramos en un restaurant de comida a kilo bastante más barato que Buzín, y si bien era mucho menos elegante y no tenía ensaladas sofisticadas, aunque sí muchos tipos de sushi, sus platos de fondo eran simplemente exquisitos,memorables: tartaletas calientes de pollo con pimentón; de palmitos con queso, pasteles rellenos de camarones...uf!. El pollo en estas tartaletas estaba desmenuzado de tal forma que en un principio pensamos que se trataba de una tartaleta de jaiva!!

La cena de esa noche?? Exhaustos, nos quedamos dormidos...

...pero continuará!!!

domingo, 15 de febrero de 2009

PANZONI, un sabroso secreto con las "tres B"

Este post casi causa un quiebre afectivo entre nosotros. Hay veces en que, sinceramente, dan ganas de dejarse algunos secretos sólo para uno...y no compartirlos!!. Especialmente en este país donde parece que cuando las cosas se masifican, pierden calidad.
Pero como nos hemos tomado en serio este tema, y ya que la encuesta nos obliga (en cierta forma, ya que hubo un empate), haremos la revisión de PANZONI.
Sabemos que si se está recién pagado, ha llegado un cheque extra, bono, aguinaldo, sobra de viático etc, y se quiere comer ricas pastas en una experiencia top, uno visita Pasta e Vino.
Pero si ud. viene saliendo de la pega chato, con hambre, habiendo pasado más de alguna rabia de aquellas, y lo último que quiere es llegar a cocinar o, peor! pasar hambre a su casa y quiere darse un pequeño regalo, este es el lugar preciso.
Panzoni es el lugar al que vamos cuando estamos a punto de presentar la renuncia indeclinable en nuestras pegas y necesitamos un rato de tranquilidad donde discutir sobre las injusticias laborales y darnos ánimo mutuo. Tranquilidad que por cierto, sólo otorga el buen tenedor en mano (y otras cosas que no discutiremos en este blog, porque hay muuuuuuuuchos otros).
Ubicado en medio del Paseo Cousiño, cerca de lo que alguna vez fue el nunca bien ponderado "Burro Pub", se encuentra esta pequeña trattoria. Nada de pretensiones: un lugar sencillo, acogedor, pequeñas mesas de madera y cortinas cuadriculadas como si se estuviera en una picada en algún barrio perdido de italia. Para la hora de almuerzo, hay que ir temprano, o se corre el riesgo que quedar afuera mirando Falabella. Para la tarde-noche, ideal. Cuidado al sentarse, pues puede estar el gato regalón sentado en la silla de mimbre.
La carta es sencilla: hay algunas ensaladas, pastas y por otro lado salsas a elegir. Como un "arme su plato".
I. Bebidas y Apetizers:
Te atienden rápidamente, de manera informal y amena, y luego traen las bebidas (en botella, bien!) y dos recipientes de madera: uno con pebre y otro con margarina. Sebastián siempre reclama porque no es mantequilla, pero yo creo que es lógico pues es una "picada". A esto acompañan una canasta de pan batido o francés como dicen algunos. El cual doy fe que, si te lo comes todo, te traen más (los hombres siempre la hacen pasar verguenza a una). No esperen platos cuadrados ni cuchilería design; los platos son los típicos blancos de la promoción Esso de los 90 que hay en la mitad de los hogares de Chile. Lo mismo sobre la panera.
II. Entradas:
Si bien a entender por el nombre, uno difícilmente pediría una entrada teniendo muchas expectativas en este restaurant, lo cierto es que sus ensaladas no defraudan: de pura curiosidad pedimos una ensalada de palmitos, piña, tomates y otras verduras varias que resutó ser una gratísima sorpresa.
III. Platos de fondo:
Luego viene lo mejor de Panzoni: sus pastas. Pastas frescas, en porción regular (ni plato francés ni plato gigante), que realmente creemos son las mejores en cuanto a relación calidad precio en Viña. Hemos probado casi todos los platos de este restaurant, y pensamos que mención especial merecen los Panzotis, en carne de cerdo y ciruela, y por otro lado, la salsa Rossini. Todo es realmente exquisito, la salsa de nueces, la fuerte lasaña boloñesa (sabor muy acominado muy fuerte, exquisito, pero ojo: tomar harta agua!), los canelones rellenos, el tripasta para los indecisos; salvo (siempre a nuestro juicio) el pesto. Demasiado seco, áspero.
IV. Postres: Es una carta también pequeña de postres, pero al igual que las pastas, cumplen su rol. Destacan el tiramisú y los helados.
V. Otros:
Este restaurant, creo que no tiene "otros". Y mejor porque tal vez aumentarían los precios de sus ricas pastas, que son su sello.
Lo Bueno: La relación calidad precio. Son las mejores pastas que ud. puede comer por un precio tan módico. El promedio de un plato es de $3.300. Ud. no paga la cuchillería, la mantequilla, los pancitos al horno etc etc. Ud paga por un rico y bien hecho plato de pasta. Otro punto a favor es que, atendida la informalidad, se puede pedir mezcla de salsas si la indecisión lo corroe, para que no se estrese.
Lo malo: No sabemos si considerar o no que, si se sale muy tarde de este sitio, el paseo Cousiño y sus alrededores no son precisamente los Champs-Élysées, y llega a dar un poco de miedo, especialmente tomando en consideración que para no aumentar en $10.000 la cuenta, no es posible estacionarse medianamente cerca. Lo que sí tomamos en cuenta, es que en ocasiones, le pasan a uno gatito por conejito; alguna vez en vez de canelonni relleno con espinaca me lo dieron con acelga, y en otra por ahí en vez de chorizo pusieron vienesa...así se viene la crisis chiquillos!!!!
Calificación:
Bueno, bonito y barato es la frase que resume este lugar. En una ambientación grata, pastas ricas y baratas, ideal para regalarse durante la semana.
Restaurant PANZONI
Paseo Cousiño 12
Viña del Mar
Cuenta: $11.000
Nota: Nos encanta.

miércoles, 4 de febrero de 2009

GENESIA RELOADED

Hace unos días, en medio de la vorágine que significa tener la desfachatez, la cara de palo y la desconsideración empresarial de querer tomar un par de semanas de vacaciones (dejar los informes listos, las notificaciones encargadas, las causas en depacho o en lo posible resueltas, etc etc!!) revisamos nuestro blog y recibimos un impacto: no sólo había recibido muchas visitas, sino que el propio CHEF Y DUEÑO DE GENESIA nos había posteado:

"(...)Te cuento que los pequeños problemas ya se han resuelto. La coca es de 350 cc y no de 250 como antes y me he dado el reto de personalmente capacitar mas a mis meseros y creo que se puede notarla diferencia (...)

Nos parece notable el dueño que esté preocupado de lo que opinan sus clientes sibaritas y aún más, que tome las críticas de manera constructiva, a tal punto de irlas solucionando personalmente. No somos ingenieros comerciales (Aunque la mitad del tiempo me pregunto por qué diantres no estudié Ing. Comercial mejor!!! -Pía-), pero creemos que es es la actitud !
Para ver el post completo, vea los comentarios de GENESIA, GRIEGOS EN MARCHA BLANCA
Bien por Genesia!!

martes, 27 de enero de 2009

Pasta e Vino. Casi obsesivo.

Cuando éramos pobres como ratas (mientras hacíamos la práctica) siempre dijimos que, con nuestro primer sueldo iríamos al Pasta e Vino. Toda la gente que ya recibía ingresos hablaba de lo maravilloso que era... y nosotros en la comida china. Pero como no hay plazo que no se cumpla, finalmente llegó el día en que pudimos asomarnos tímidamente por las puertas de vidrio de Pasta e Vino preguntando por una mesa. No sin miedo, ya que todo el mundo nos había advertido que era bastante caro y había que reservar con mucha anticipación. Ante eso, hicimos una parada previa en el cajero automático más cercano y enfilamos ansiosos, con la mirada llena de ilusión, casi como una postal navideña, pero también asustados por la posibilidad de quedarnos derechamente debajo de la mesa. Como es un clásico, llegamos a la hora del níspero; pero al fin llegó el día en que nuestra impuntalidad nos favoreció: habían mesas disponibles aunque no habíamos reservado. Desde la entrada en Pasta e Vino todo está perfectamente calculado; la luz, la temperatura ambiente, el estilo de los garzones, la recepcionista, el diseño interior y de los muebles. Todo es moderno, de líneas simples, pero elegante. Nos traen la carta y casi nos caímos de las sillas. ¿caro? Sí, puede ser, y sólo un poco, pero igual de caro que muchísimos restaurantes ochenta mil veces inferiores en calidad. No ochenta mil, diría ocho millones. Nos traen una sencilla carta con una pequeña cantidad de platos a alegir.
I. Appetizers, entradas y bebidas
Lo primero que pedimos, fue un carpaccio de camarones. Traen una cesta de diferentes tipos de masas, unos espirales entre pan y galleta para untar en una vinagreta que NUNCA hemos podido saber qué es. Es como aceite de oliva con aceto, pero con toques dulces. Sobre este aceite flota una flor. Rico para todos los sentidos. Las bebidas correctas en botella de vidrio a un precio decente. Un appetizer de bienvenida: una brocheta pequeña de tomate cherry con queso. Típica de matrimonios. La miramos a huevo y al comerla...plop! era agridulce!! maravillosa! Traen el carpaccio de camarones. No entendemos nada: Sobre un plato transparente están unas lenguas o filetes blancos. Resultan ser los camarones. Suaves en limón. Quizás demasiado suaves, pero muy rico.
II. Platos de fondo
Excelentemente bien servidos, sin demora en hermosos platos y mejores cubiertos. Debo advertir desde ya, que el momento en que traen el plato es uno de los más deliciosos, ya que el aroma que traen es in-cre-í-ble. Sebastián se arriesga con Ravioles de pato con salsa de Oporto: Este plato tiene un sabor fuertísimo, pero EXQUISITO (pucha, de recordarlo ya me dio hambre!). Es un sabor firme y bien definido, tan potente que definitivamente se constituye en un DEBER pedir al final un tecito para no despertar en medio de la noche emulando a Lawrence de Arabia. Yo pido Ravioles de zapallo con queso de cabra, tomate y albahaca. Este plato tiene un sabor aceitoso, donde lo levemente salado del queso y el tomate se une con el sabor levemente dulzón del zapallo. Algo que jamás podría repetir en mi humilde cocina. Quedamos hipnotizados. Y aún falta...
III. Postres
Sebastián se anota con una Panacotta con salsa de frutos rojos (ja, ahora ven por qué pedí lo que pedí en Genesia) y yo algo que se convirtió en mi postre favorito de todos los tiempos: Crocante de manzana con helado y caramelo. Amo la panacotta, pero según Sebastián, comió una mejor en El Alegretto. En una impecable presentación, la blanca panacotta estilo flan, bañada en salsa de frambuesa. Por mi parte, puedo decir que el crocante de manzana es una adicción, especialmente para aquellos que comíamos granola sola a cualquier hora: sobre una base de granola y manzanas asadas, helado de vainilla coronado por un lindo (y rico) adorno de caramelo seco. Extremadamente dulce, pero a la vez refrescante.
IV. Calificación Quedamos totalmente felices, al punto que estimamos necesario volver al menos una vez al mes. De hecho, dicen que la pequeña carta de platos va cambiando cada cierto tiempo. Desde que uno entra, Pasta e Vino es una experiencia de placer de sabores, olores, servicio. Todos los detalles aparecen cuidadosamente estudiados para que uno salga completamente feliz.
Y la cuenta? Totalmente acorde con lo que se entrega. Así no duele; casi da gusto! qué rico trabajar para poder darnos estos gustos!! (aunque francamente sería mejor ganarse el kino).
Pasta e Vino
Templeman 352, Valparaiso
Cuenta: $30.000
Nota: 6,8 (sólo porque aún no conozco todos los restaurantes)